San Rafael, Mendoza viernes 03 de mayo de 2024

De trabajar en el basural a fabricar lampazos y escobas: la historia de seis «Brujas Escoberas»

brujas escoberasDespués de seleccionar basura en el vertedero de residuos de Puente de Hierro, las mujeres se organizaron y decidieron fabricar lampazos y escobas. Buscan transformarse en una cooperativa y ser proveedoras del Estado.

 “Si se equivocan háganlo todo de nuevo, tienen que fabricar buenas escobas”, les exige una y otra vez, Juan, el instructor, a las seis mujeres que trabajaban hasta 12 horas por día en el basural de Puente de Hierro, de Guaymallén. Ellas decidieron cambiar sus vidas fabricando escobas y lampazos, por eso se convirtieron en las “Brujas escoberas”.

En tres días de trabajo, entre familiares y vecinos, en el barrio Nelly Marín, levantaron una pequeña habitación con paredes de caña y barro y techo de chapas. Ese es el taller: tienen cuatro máquinas con las que fabrican 20 escobas y 29 lampazos por día. Todo esto en la inmensidad de 26 hectáreas utilizadas para el vertedero de basura.

Ellas son Patricia Villegas, de 45 años; Adriana Estela, de 43; Isabel Alós, de 61; Paola Garay, de 26 años; Marta Estela, de 33, y Erika Soria, de 25 años. Las seis son amas de casa. Atienden sus tareas en la mañana y se juntan en la tarde (desde las 16 hasta las 20) para fabricar escobas y lampazos.

“Nosotras trabajamos durante muchos años en el basural haciendo la selección de todo lo que encontrábamos para luego venderlo. Ganábamos unos 500 o 600 pesos por semana y trabajábamos hasta 12 horas por día”, contó Patricia.

Paola recuerda los días en “que hacía mucho frío, nos helábamos y corríamos donde estaba el fuego para calentarnos las manos y volvíamos a la basura, hasta que otra vez se nos congelaban las manos y volvíamos al calor”.

Patricia detalló que todo comenzó en marzo de este año, cuando una de las mujeres se cayó de la carretela que usaban para transportar los desechos seleccionados y se quebró una pierna. A las pocas semanas fue otra de las compañeras que sufrió un accidente similar. Entonces avanzaron con el proyecto que alguien les había comentado: organizarse para fabricar escobas y lampazos.

brujas escoberas 1En sus reuniones, entre mate y charlas, decidieron ir al municipio de Guaymallén y en pocos días, la gente de Desarrollo Social les armó un proyecto, sumaron la capacitación y consiguieron una primera financiación. En noviembre pasado inauguraron sus tareas en modo oficial.

Les parece mentira haber dejado de hurgar en la basura. Están contentas y tienen un empuje extraordinario. “Ahora queremos que se sumen más personas a nuestro proyecto que tiene por objeto mejorar nuestras vidas y nuestras familias”, relataron.

Marta explicó que: “Vamos a vender las escobas y los lampazos a los comercios de Puente de Hierro o en Los Corralitos”. Erika agregó que están “en tratativas para convertirse en proveedores del Estado y así poder venderle a los ministerios. Y también hemos hecho contacto con las estaciones de servicio. Hay que esperar a ver qué pasa”.

Juan, el instructor, les enseñó que uno de los misterios para poder vender mejor la producción es que los palitos de las escobas y los lampazos “deben estar bien suaves y para ello hay que lijarlos muy bien, con mucha paciencia, de manera que no queden astillas”, apuntó.

Más historia

brujas escoberas 2Estas familias compraron sus lotes donde construyeron sus viviendas. Estas mujeres con sus maridos compraron los lotes para construir sus casas y allí se fueron a vivir en la década de los noventa.

Pero con los años, la dueña de los terrenos decidió ceder los terrenos, en principio tenía unas 60 hectáreas, y el municipio los utilizó para echar allí parte de la basura de Guaymallén. Fue entonces que esta gente se encontró en medio de un gran basural, lo que con el tiempo fue una nueva opción de trabajo. O viajaban hasta los galpones de empaque en el centro de Puente de Hierro o iban a las fincas de Los Corralitos y La Primavera. En todos los casos ofrecían trabajo solo en el verano y ellos necesitaban una entrada económica regular, para todo el año.

Ella hablan de vertedero de residuos sólidos y no de basural. “Es que decidimos hablar de vertedero porque es menos violento que decir basural. Las boletas de la luz llegan con destino “basural” y cuando tenemos que mostrarlo como prueba de un impuesto, nadie nos da créditos o trabajo. Por eso hablamos de vertedero. De otra forma nos discriminan”, explicaron las «brujas».

Solo cuentan con servicio eléctrico. Consumen agua de pozo. Las escuelas y el servicio de salud los tienen cerca. Sin embargo, se quejaron porque a 10 cuadras, todo dentro del basural, funcionan unas piletas que recepcionan los líquidos cloacales de Los Corralitos y numerosos barrios que se construyeron hace un tiempo atrás.

Fuente: El Sol

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