El próximo 18 de noviembre la NASA lanzará su nueva misión a Marte: la sonda MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN, Evolución de la Atmósfera y Volátiles en Marte), cuya misión es explicarnos la evolución de la atmósfera del planeta rojo. Entre otras cosas, cómo y por qué desapareció el agua que, según han confirmado misiones anteriores, había en el planeta.
El pasado 3 de octubre el investigador principal de MAVEN, Bruce Jakosky, anunciaba que, a pesar de que el cierre de la Administración Federal había supuesto la práctica paralización de la NASA la misión MAVEN continuaba adelante.
Un tecnicismo legal ha permitido definir la misión dentro de las «excepciones de emergencia» que hacían posible seguir trabajando en el proyecto. Y no por su relevancia científica (enorme), sino por su papel como enlace de comunicaciones con los rovers Curiosity y Opportunity, que ya están en el planeta.
Fue todo un alivio para los investigadores comprometidos con la investigación en Marte: de haberse pospuesto el lanzamiento de la sonda se tendría que haber esperado hasta 2016. Y es que, para asegurar la efectividad del lanzamiento y un mínimo consumo de energía, es preciso hacerlo en el momento de máxima aproximación entre la Tierra y Marte, algo que sucede cada más de dos años. En esta ocasión, el plazo óptimo para el lanzamiento comienza el 18 de noviembre y termina el siete de diciembre.
EN BUSCA DEL AGUA PERDIDA
Una vez efectuado el lanzamiento, la sonda tardará cerca de un año en recorre la distancia que nos separa de Marte y alcanzar su órbita. Una vez allí, su propósito será estudiar la atmósfera y, sobre todo, tomar muestras de gases que descubran si hay vapor de agua, si éste se está perdiendo y a qué ritmo.
Misiones anteriores, especialmente el Curiosity, confirmaron los que ya se sospechaba: en Marte había agua. Mucha. Vastos canales que fluían en la superficie. Era un primer paso. Pero sucedió aún más: el Curiosity confirmó la existencia en el pasado de condiciones óptimas para la vida. Una vida sencilla, microbiana. Pero vida, al fin y al cabo.
Todo esto sucedía hace unos 3.000 millones de años. Ahora el agua se ha desvanecido y Marte solo es un gran desierto en el que apenas quedan vestigios de que una vez fue. ¿Por qué?, ¿hubo un cambio climático?, ¿una gran hecatombe?
Éstas son las preguntas las que MAVEN buscará respuesta. Una respuesta que, no solo saciará las curiosidades científicas, sino que puede ayudar a sacar importantes conclusiones para nuestra vida en la Tierra.
Entre las hipótesis que maneja la NASA se encuentra, por ejemplo, una tormenta solar: los vientos solares provocan una gran radiación electromagnética que pueden producir una modificación importante en la atmósfera. ¿Fue eso lo que pasó? ¿Podría suceder en la Tierra?
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