San Rafael, Mendoza jueves 28 de marzo de 2024

Farmacéuticos responsabilizan a los grandes laboratorios por el alto precio de los medicamentos

medicamentosReclamaron la intervención del Estado para que se termine con el abuso de grandes laboratorios, obras sociales y empresas de medicina prepaga.

En ese sentido denunciaron que existe «connivencia» entre esos tres componentes del sistema de salud, para que los médicos prescriban ciertos medicamentos a cambio de reintegros económicos.

Aseguraron que la mayoría de los médicos ya no prescribe medicamentos por su nombre genérico, como estableció la ley, sino que lo hacen en favor de determinadas marcas, que son las más caras del mercado, y hasta en algunos casos colocan un sello que dice «no autorizo la sustitución».

Precisaron que un medicamento de marca puede llegar a costar el doble de un genérico, y en el caso de las vacunas, esa diferencia puede llegar a diez veces.

Subrayaron que por cada 10 pesos que paga el público por un medicamento, 8,4 van al laboratorio, 1,3 a la farmacia y 0,3 a la droguería.

«Hay que tener una política de fijación y control de precios, de autorización previa, como ocurre en algunos países», indicó a Télam el secretario general del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFyB), Marcelo Peretta.

Dijo que «acá el precio de los medicamentos lo fijan los laboratorios, que incluso ponen el porcentaje de ganancias de las droguerías y las farmacias».

Advirtió que «los laboratorios tienen una ganancia sideral», y señaló que «sobre el costo de un medicamento, el porcentual de rentabilidad siempre es superior al 500 por ciento».

Por su parte, el secretario adjunto de la Asociación de Farmacias Mutuales y Sindicales, Carlos Nemesio, coincidió con que «hay un precio sugerido por los laboratorios», y puntualizó que «los márgenes de rentabilidad para la etapa de comercialización se redujeron notablemente, en un 40 por ciento».

«Todos quieren parte de la tajada y a las farmacias les toca cada vez menos. Esto nos coloca a una situación difícil. Los laboratorios se manejan a través de distribuidores, las droguerías, cuando antes las farmacias podían comprar en forma directa. Los laboratorios se quedan con 80 por ciento del precio al público», afirmó Nemesio a esta agencia.

A su criterio, «el reparto de la torta debería ser más justo», y puso de relieve que «hoy la industria no explica cuál es la base de un medicamento, habla del precio internacional de la droga, pero nadie conoce el costo del proceso industrial, ni cuánto se gasta en publicidad y en visitadores médicos».

En ese sentido, deslizó la posibilidad de que existan «propinas negras, como viajes a Miami» a modo de reconocimiento.

En tanto, el presidente de la Cámara Argentina de Productores de Medicamentos Genéricos, Nicolás Santander, reconoció a Télam que «es exactamente como dicen, la Ley no se cumple».

Precisó que «las recetas salen con nombres comerciales, y en el mejor de los casos con sugerencia de marcas».

Destacó que «la farmacia se ve obligada a expender los medicamentos que dice la receta, porque las obras sociales así lo aceptan».

Estimó que «el problema está en la comercialización», y se lamentó del retroceso de los genéricos porque subrayó que «son mucho más baratos para la gente, incluso para las obras sociales».

Al respecto, Peretta destacó que «la prescripción de medicamentos por su nombre genérico anduvo muy bien hasta 2005», y subrayó que «desde el Ministerio de Salud había un apoyo a esta política».

Sin embargo, señaló que «desde 2005, el mercado volvió a estar dominado por premios, lobbies, y el imperio del negocio».

Precisó que «en su mejor momento, los genéricos llegaron a tener 40 por ciento de participación del mercado», y remarco que «hoy representan apenas 2 por ciento».

En la misma línea, Nemesio aseguró que «no todos los profesionales están brindando los productos a través de la droga», sino que señaló que «utilizan la marca del medicamento», y consideró que «estas recetas deberías ser devueltas por las farmacias y no aceptadas tampoco por las obras sociales».

Al respecto, Peretta dijo que «los farmacéuticos dejaron de sustituir porque se los castigaba», y precisó que «cuando se trataba de genéricos, las prepagas y obras sociales podían demorar hasta 120 días en abonar el copago».

Afirmó que «hay influencia de los laboratorios en las prepagas y obras sociales para que prescriban cierto tipo de productos».

Remarcó que «la obra social presiona para que sus médicos prescriban cierta cantidad de medicamentos», porque indicó que «si están incluidos en lo que a la industria le interesa, reciben un 10 por ciento de reintegro económico».

«Esto desestimula que se cumpla la ley. Hay que volver a la ley tal cual se sancionó», sostuvo Peretta, quien precisó que «la diferencia de precio entre el genérico y el de marca, puede ser del doble. Y en algunas vacunas puede ser mucho mayor, hasta 10 veces».

Señaló que «del precio final que paga el público por un remedio, a la farmacia le queda 13 por ciento; entre 1,5 y 3 a la droguería; y el resto al laboratorio».

Consideró que «es importante que la influencia que tienen los laboratorios sobre los médicos sea controlada y se cumpla la ley que los obliga a prescribir por nombre genérico y al farmacéutico a ofrecer alternativas sustitutas, entre ellas, la más económica».

Además aseguró que «hay médicos que colocan un sello en las recetas que dice ‘no autorizo la sustitución'» y por ese motivo denunciaron a diversas obras sociales de primera línea, «por aceptar recetas con ese sellito».

Fuente: El Sol

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