El ex intendente Sergio Pinto fue elegido por consenso como el nuevo titular del radicalismo mendocino. Dialoguista, intentará que los choques de Cobos y Sanz no dilapiden las buenas chances del partido de volver al poder tras 8 años.
No es cobista, pero está cerca de Julio Cobos. No comulga con los métodos internos de Ernesto Sanz, pero no lo enfrentará. La misión es clara: que las enfermizas internas entre los radicales no atenten contra la posibilidad cierta de que el partido vuelva a gobernar la provincia desde diciembre del 2015.
El elegido, por consenso, para esta dura misión es el ex diputado nacional y ex intendente de La Paz Sergio Pinto, quien reemplazará en el cargo al todopoderoso Alfredo Cornejo, operador en las sombras de cada movimiento de Cobos pero con ansias de tener protagonismo propio a nivel provincial y ser el próximo gobernador.
La tarea de Pinto no será sencilla. El radicalismo lleva en su ADN la pelea interna, que lleva muchas veces a que se parta pero que no se doble. El objetivo es encauzar los enfrentamientos, que no llegue la sangre al río, que los ganadores incluyan a los perdedores y que junto puedan ser una opción de gobierno en Mendoza desde el 2015.
Por lo pronto, este martes el ex intendente se hará cargo de un partido ganador, que borró al oficialismo en las legislativas del 27 de octubre, sacándole una ventaja de más de 20 puntos. No obstante la alegría inicial, una serie de acontecimientos más relacionados con las peleas internas que por la reacción política del justicialismo mendocino, han hecho tambalear las estanterías partidarias.
Primero fue el reflejo inmediato de toda la UCR de apuntalar a Cobos, el gran ganador de octubre, como presidenciable indiscutido del radicalismo. Nadie dudó de que en Buenos Aires sería recibido como el hijo pródigo que ostenta los votos (muchos votos) en un distrito importante. Fue el único radical ganador en las legislativas, arrasó, y como tal partió a conquistar el escenario nacional.
Con este panorama, inmediatamente aparecieron los interesados en ser los referentes del ex vicepresidente en la provincia y anunciaron sus ganas de ser el próximo gobernador. Primero fue Cornejo, luego la senadora nacional Laura Montero, posteriormente el diputado nacional Enrique Vaquié y por último el intendente de Junín y amigo personal de Cleto, Mario Abed. Muchos jugadores para una sola silla.
Hasta el momento los sectores en pugna, todos cobistas, se han reducido: Cornejo, Montero y el tándem Vaquié- Abed, tras un acuerdo reciente. Mientras, Cobos le ha dado pista a cada uno para pelear. Esto, claramente, no ha caído bien en algunos radicales que ven en la pelea interna la posibilidad de dilapidar un eventual promisorio futuro en Mendoza.
Una de las tareas de Pinto será justamente encauzar las pujas de manera civilizada y siempre dentro del juego interno constructivo, cuestión difícil de lograr si de la UCR se trata.
Respecto al frente nacional, el revés que Cobos sufrió en el Congreso a manos de sus correligionarios hizo estallar las dudas en Mendoza. Ernesto Sanz le hizo morder el polvo, primero prometiéndole apoyo y luego votándole en contra al ex vicepresidente en la elección del presidente del numeroso bloque radical en la Cámara de Diputados.
Si bien Sanz pesa poco y nada hoy en el radicalismo mendocino, el fantasma de que esa pelea haga que Cobos vuelva la mirada a la Gobernación de Mendoza ha preocupado y mucho a los anotados en esa carrera.
Todo el panorama interno se complicó aún más al conocerse la entrevista de La Nación a Gerardo Morales (del palo de Sanz), quien sin eufemismos afirmó que “no me gustaría Cobos de presidente”.
Como muestra de lo mucho que impactó en la provincia el desplante de Sanz a Cleto en el Congreso basta repasar las declaraciones de algunos cobistas de la primera hora, como el senador provincial Juan Carlos Jaliff, espada de Cobos en la Legislatura provincial. “A Sanz no le interesa que la UCR sea gobierno, sino seguir repartiéndose cargos en el Congreso”, tiró.
A todo esto se le agrega la posibilidad cierta de que Sanz se imponga en la Convención partidaria que elegirá al sucesor de Mario Barletta al frente del partido a nivel nacional. Los convencionales por Mendoza son tres: el propio Sanz, Laura Montero (que votará en contra del sanrafaelino) y Alfredo Cornejo, quien no ha manifestado si apoyará o no a Sanz. Es que el operador estrella de Cobos no está convencido de que la derrota del ex vicepresidente en la votación del boque radical en diputados haya resultado como resultó por la intervención de Sanz, sino que responsabiliza a Cleto de no haber tenido la “muñeca suficiente” para lograr el consenso necesario.
Con todo, el nuevo presidente de la UCR mendocina deberá intentar resolver un panorama interno que se ha potenciado con la holgada victoria de octubre. “No estamos para descorchar el champán antes de tiempo”, se le ha escuchado decir a Pinto, quien, a su vez, no quiere romper lanzas con Sanz, porque sabe que las aspiraciones de Cobos a nivel nacional y la tranquilidad del radicalismo mendocino, dependen del poderoso senador nacional. “Ojalá logre la integración de todos los radicales”, deseó Pinto respecto a Sanz. Está por verse.
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