En Australia, confrontado a severos episodios de sequía, la gestión del agua potable se ha convertido en un problema mayor del gobierno.
En su nuevo informe, el Australian Academy os Technological Sciences and Engineering, pone sobre la mesa la importancia de considerar la reutilización directa de las aguas usadas en el circuito de agua potable del país.
En algunos países, las sequías son frecuentes y la demanda de agua no deja de crecer. Los recursos en Australia dependen, por ejemplo, de la variabilidad natural del clima.
En período de El Niño, el país se ve sometido a condiciones de sequía intensa. Por razón del cambio climático actual y del aumento de las necesidades de agua, el país hace frente desde hace un decenio a un gran período de sequía, llamado “big dry”.
Para Australia, es casi inevitable tener que repensar en el uso de las aguas usadas en los próximos decenios. Actualmente, las aguas usadas son explotadas de manera indirecta. Tras el uso, el agua está sometida a varios tratamientos, que consisten principalmente en retirar las partículas en suspensión (reduciendo la cantidad de substancias disueltas) y en desinfectarla.
Luego vuelve al ciclo natural del agua, vertiéndose en lagos, ríos, etc., donde los procesos naturales de filtración actúan. Las tecnologías de tratamiento más avanzadas inyectan directamente agua en los acuíferos, con la esperanza de poder volver a usarla de aquí a 20 ó 30 años.
Las aguas usadas, un recurso económico mundial desconocido
Unos expertos se ha interesado en la reutilización de las aguas usadas en el mundo, incluido tras eventuales tratamientos. El mensaje es claro: representan un potencial económico desconocido y muy poco explotado. Sin embargo es difícil cifrar el asunto vista la falta de datos disponibles. Algunos datos valen a veces más que muchos discursos.
Actualmente, cerca del 40% de la población mundial vive en regiones donde la demanda de agua es superior a la oferta. En doce años, esta cifra debería pasar a un 60%, puesto que los recursos hídricos son limitados. Dos culpables han sido regularmente designados: la agricultura y la industria, representando cerca del 90% del consumo mundial.
Sin embargo, este hecho no debe ocultar ciertos puntos: la población mundial crece continuamente, nuestros modos de vida son cada vez más consumistas, y la urbanización bate su récord.
En este contexto, unos expertos de la universidad de las Naciones unidas y de Tottori se han interesado en el devenir del agua una vez utilizada. De esta forma han descubierto un recurso desconocido, con un potencial económico ampliamente subestimado por las empresas y las autoridades gubernamentales: las aguas usadas o tratadas.
Por sólo citar un ejemplo, las aguas usadas serían apropiadas para regar los cultivos, puesto que contienen nutrientes como el potasio, nitratos y fosfatos. Su explotación limitaría las necesidades de abono, preservando mejor las capas freáticas de algunas regiones donde se vacían con mayor rapidez de lo que consiguen llenarse.
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