A simple vista, los tomates pueden verse espectaculares, sobre todo en la bandeja del supermercado. De un color rojizo intenso, buen tamaño y piel reluciente. Pero una vez regresas a tu casa y los abres, encuentras que tienen una textura granulosa o que aún no están totalmente maduros. Aún peor, cuando les das el primer mordisco y no saben a absolutamente nada. ¿La razón? El gran consumismo en el que vivimos.
Muchos agricultores tratan de suplir a toda costa la demanda por los tomates. Aceleran el proceso de crecimiento y recogido de sus vegetales, para luego enviar su producto a través de largas distancias. Entonces distribuyen estos acelerados tomates, aún verdes, para que maduren durante el proceso de envío y distribución. Algunos utilizan químicos para asegurar el proceso de maduración una vez fuera de la planta. ¿Y el resultado? tomates verdes, desabridos y para colmo muy costosos.
La buena noticia es que el tomate es fácil de cultivar, tanto en patios como en macetas o tiestos, inclusive en los balcones de muchos apartamentos. Si cultivamos nuestros propios tomates, nos aseguramos una buena cosecha, libre de químicos, un crecimiento natural y por ende sabrosos tomates que si te darán ganas comer.
Lugar
Si te aventuras a cultivar tomates en una maceta, recuerda que como con toda planta, lo primero es encontrarle un lugar apropiado. La planta de tomate necesita sol, así que es importantísimo que el lugar que escojas reciba como mínimo de seis a ocho horas de pleno sol diario. Puede ser a través de una ventana, en tu balcón o en el patio. Pero sin la luz necesaria, igual que con la producción de casi cualquier fruta, el desarrollo de tus tomates será imposible.
Maceta
Una vez escojas el lugar apropiado. Es hora de escoger el tipo de tiesto o maceta donde vas a sembrar la planta. Es recomendable que utilices tiestos de plástico. Claro está que los tiestos de barro se ven increíbles en nuestras casas, pero para este tipo de cultivo, es preferible uno plástico. La razón principal es que los tiestos de barro hacen que el terreno se seque con más facilidad. Y como con casi cualquier nuevo cultivo, necesitas conservar altos niveles de humedad en el terreno para un buen desarrollo. Además, los tiestos de plástico son mucho más económicos y hoy día los consigues en hermosos y diversos estilos.
Escoge una maceta profunda, de al menos dos pies de profundidad. También asegúrate de que el tiesto tenga en el fondo los agujeros necesarios para un buen drenaje. Es importante mantener el terreno húmedo pero no encharcado, hay que evitar que el agua se empoce pues esto puede pudrir las raíces y matar tu planta. Puedes regar tu planta una o dos veces por semana pero siempre verificando que no se acumule el agua.
El terreno
Una vez tengas tu tiesto o maceta, necesitas buscar tierra fértil. Es importante que la tierra que utilices esté bien fertilizada, ya que la planta del tomate puede ser glotona a la hora de alimentarse. Esta es la forma en que ella asegura la producción de mejores tomates. Compra tierra ya fertilizada, preferible de forma natural, ya sea con composta u otros fertilizantes ecológicos.
Planta de tomate adecuada
Es hora de escoger tu planta de tomate. Hay muchos tipos de tomate y es normal que algunos se adapten mejor al cultivo en maceta. Por lo general, la planta de tomate más fácil de cultivar en macetas es la de crecimiento determinado. Esto lo que quiere decir es que crece como arbusto y no crecerá más de cierta altura, contrario a la de crecimiento indeterminado, que crece tipo enredadera y falciforme. Fíjate si esta información ya viene indicada en la etiqueta de tu planta o pregunta en la tienda donde la compres.
Asegúrate de comprar y sembrar una planta fuerte y saludable. Que tenga hojas verdes y tallos con buen aspecto. También asegúrate de que esté libre de insectos o plagas antes de llevarla a casa. Debes sembrar una sola planta en cada tiesto.
Siembra
Si ya tienes todos los ingredientes: el lugar, el tiesto, la tierra y tu planta de tomate, es hora de sembrarla. Simplemente llena un cuarto de la altura del tiesto con la nueva tierra. Antes de echar la tierra fértil, puedes colocar piedras pequeñas o una rejilla (Sin obstruir los agujeros de drenaje) en el fondo para evitar que la tierra que viertas se salga por los agujeros de drenaje.
Corta con una tijera el envase plástico en el que vino tu planta de tomates y colócala dentro de la maceta en el mismo centro. No le quites la tierra donde vino la planta. Esto asegurará que se adapte mejor al nuevo terreno. Entonces rellena los lados vacíos con tierra nueva y fértil. Asegúrate que las raíces queden bien cubiertas, inclusive puedes cubrir parte del tallo para mejor agarre. Luego riega con agua hasta que quede bien húmedo el terreno.
Listo, ahora sólo resta cuidar de tu planta y de tu futura cosecha. Recuerda mantener constancia en el riego, hazlo al menos una o dos veces por semana. Asegurarte de que la luz del sol le llegue de forma constante y busca métodos de fertilización natural para cuando tu planta necesite un empujoncito. Tu planta te lo agradecerá y de seguro a cambio te dará los mejores tomates que hayas probado en tu vida.
Consejos a tener en cuenta:
- Elige un sitio aireado y con unas ocho horas de sol diarias como mínimo.
- Ve alternando la maceta en la que plantas los tomates cada año o cambia la tierra casi por completo. Abonar sobre tierra ya usada en la maceta no suele ser suficiente.
- Asegúrate de que la tomatera tiene un sistema de raíces desarrollado antes de trasplantarla. El cepellón tiene que ser compacto y lleno de raíces.
- Haz el trasplante cortando las dos primeras hojas y enterrando la planta hasta ahí, el tallo enterrado desarrollará raíces y más raíces significa más frutos.
- Pon el entutorado justo cuando realices el transplante porque si lo haces con la planta ya crecida puedes dañar sus raíces.
- Si vas a cuidar varias tomateras no las plantes todas a la vez deja tres semanas de diferencia entres trasplantes. Así tienes cada una de las plantas en distintas fases y no tienes que hacer todos los cuidados a la vez.
- Riega siempre directamente en la tierra o usa hidromaceta. No riegues las hojas.
- Cuando estén saliendo la primeras flores polinízalas con un pincel del tipo acuarela, esto significa que debes pasar el pincel por los estambres de cada flor. Se trata de que imites el movimiento que harían las patitas de los insectos polinizadores como las abejas.
- Cuando este saliendo el primer tomate pon un poco de humus de lombriz en la base de la tomatera y corta algunas ramitas de la parte superior de la planta.
- Cuando la planta este crecida y comience a dar fruto, poda las hojas que no tengan tomates para dar más fuerza a las que si los tienen.
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