Debido a su aporte a íconos del siglo XX como losBeatles o «Star Wars», el maestro de la fotografía en cine, Gilbert Taylor, influyó como nadie en la estética de la cultura pop moderna. Su puesta de luces para «A Hard Day’s Night», el primer film de los Beatles dirigido por Richard Lester en 1964, acentuó el look moderno de John, Paul, George yRingo, dejándoles espacio para que no se sintieran incomodos por la logística técnica. Su concepción de paisajes cósmicos luminosos marcó la estética del primer film de la saga de «Star Wars» («La guerra de las galaxias»), contradiciendo todas las ideas visuales de George Lucas.
Taylor tambien fue un cameraman experto en el cine de la guerra fría -basta citar «Doctor Insólito»de Stanley Kubrick-, en el cine policial británico, en la carrera de Roman Polanski, y en el ABC del terror setentista -con «La profecía». Lo más increíble es que este auténtico maestro de la luz, fallecido a los 99 años el viernes último, jamás recibió siquiera una nominación al Oscar.
Nacido en Bushey, Inglaterra, en 1914, Taylor fue criado para ser arquitecto y dedicarse a los prósperos negocios inmobiliarios de su familia. Sin embargo, a los 15 años decidió que quería trabajar en cine. En 1929 logró un puesto como asistente de cámara en algunas de las últimas producciones del cine mudo británico. Inclusive se hizo cargo de la pizarra en películas del por entonces ascendente Alfred Hitchcock, por ejemplo «Number Seventeen».
Luego de diez años ocupando todo tipo de puestos técnicos menores en la industria del cine inglés, en 1939 Taylor se enroló en la RAF como cameraman a cargo de filmar -solo, o a veces organizando unidades de rodaje documental- los bombardeos sobre Alemania. Al final de la guerra se le encargó que documentara los detalles de la rendición del ejercito alemán, tarea que implicó que descubriera el horror de los campos de concentración. Desde entonces, Taylor dedicó su esfuerzo a filmar todo testimonio posible sobre el genocidio nazi, entregando personalmente cada rollo filmado en el despacho de Winston Churchill.
Etapa profesional
Terminada la guerra, Taylor empezó a trabajar con los hermanos John y Roy Boulting en producciones de los estudios Ealing. Allí colaboró para que un Richard Attenborough de 24 años luciera como un quinceañero sometido a un perturbador experimento social en «The Guinea Pig». Attenborough también contó con el aporte fundamental de Taylor en su verdadero primer éxito, la adaptación de Graham Greenede «Brighton Rock» («El joven Scarface», John Boulting, 1947), gran clásico del cine negro británico.
Cuando en 1950 Jacques Tourneur abandonó Hollywood para filmar en Inglaterra, convocó a Taylor para iluminar su thriller paranoico «Circle of Danger». La estética de la pesadilla atómica de la Guerra Fria luego se convertiría en una de sus especialidades. Por ejemplo, «Seven Days to Noon» («Londres en peligro», John Boulting, 1954) es considerada una obra maestra del género, y su trabajo en este film probablemente convenció a Stanley Kubrick de la necesidad de contar con él para «Doctor Insólito» («Dr. Strangelove», 1964). Sabiendo que Kubrick era un excelente cameraman, Taylor sugirió que ambos se convirtieran en seudos «corresponsales de guerra» filmando las locuras de Sterling Hayden y Peter Sellers con el mayor realismo posible, logrando un singular contrapunto entre imágenes dramáticas y personajes cómicos.
Era nuclear
En un plano rigurosamente serio, una de las grandes películas del género de peligro atómico es «The Bedford Incident» («Estado de alarma», James B Harris, 1966) con Richard Widmark y Sidney Potierproduciendo y protagonizando uno de las más agudas pesadillas de la era nuclear -lo que no hubiera funcionado sin los minuciosos detalles realistas de la fotografía-. Este estilo, en algún punto, podria relacionarse con su concepto de cómo debería verse una nave espacial o un androide de «Star Wars».
A lo largo de toda su carrera, hubo una sola ocasión en la que Gilbert Taylor se ocupó de otro rubro, los efectos especiales. Fue en «The Dam Busters» («Misión de valientes», Michael Anderson, 1954) crónica del desarrollo de un nuevo tipo de bomba diseñada para poder destruir las represas referidas en el titulo original.
Star Wars
Este film imperdible es una de las principales fuentes de inspiración de «Star Wars», al punto de que todo el desenlace del film dirigido por George Lucas básicamente recrea el bombardeo diseñado por Taylor en 1954. Incluso, en el momento culminante de «Star Wars», Lucas decidió repetir casi textualmente los mismos diálogos del climax de «The Dam Busters».
Asi se puede entender que al filmar su famosa saga, Lucas haya tenido que aceptar todas las ideas deTaylor, que directamente decidió aplicar sus ideas aceca de cómo debería lucir el film sin prestarle atención a las sugerencias del propio Lucas: en un momento, Taylor directamente decidió que ni tenia sentido asistir a las reuniones creativas solicitadas por el realizador.
Algo de lo que siempre se enorgulleció Taylor fue de «darle luz a los paisajes cósmicos de ‘Star Wars’: el espacio no puede estar fuera de foco», aseguraba.
Luego de filmar musicales para ídolos del pop inglés como Tommy Steele, y de interesarse por filmar la escena del jazz británico junto al recién aterrizado cineasta estadounidense Richard Lester, en 1964Taylor ideó el tipo de look exacto para potenciar la imagen moderna de los Beatles, preocupándose especialmente por disponer las luces de modo tal que no perturbaran los actos musicales de los chicos de Liverpool. La quintaesencia del fenómeno beatle surgió de la luz que ideó Gilbert Taylor para «A Hard Day’s Night» («Yeah, Yeah, Yeah»).
Taylor luego prácticamente dirigió una obra maestra del cine beat mucho menos conocida. «Ferry Cross the Mersey» (1965, Jeremmy Summers) con la otra banda beat de Liverpool, Gerry &The Pacemakers. Ningún beatlemaniaco deberia dejar de ver las increíbles escenas documentales que Taylor filmó en The Cavern.
Polanski
El director que más lo elogió fue su amigo Roman Polanski. Recien llegado de Polonia, Polanski encontró un gran aliado en Taylor. Tanto «Cul de Sac» como «Repulsión» contaron con presupuestos ínfimos, yTaylor hizo milagros con la imagen de cada film (asombroso en el caso de «Cul de Sac», casi todo «exterior/dia») y minuciosamente perturbador y surrealista (con ecos de Cocteau) en el caso de«Repulsión». Cuando en su peor momento personal Polanski volvió a Londres para adaptar aShakespeare desde la estética del cine de la crueldad, Taylor volvió a ser su director de fotografía.
Lo mismo hizo el director que sólo había contado con un Gilbert Taylor teenager en la pizarra: el film de estética mas cruda y sórdida en toda la carrera de Alfred Hitchcock, tal vez sea «Frenzy» («Frenesi», 1972) con una despiada fotografía hiperrealista de Taylor.
El hombre que le dio luz a las galaxias también supo darle la estética perfecta a «The Omen» («La profecía», Richard Donner, 1976). De todos sus trabajos, éste quizá sea el más imitado en todo film moderno del género. El director de fotografía de algunos de los mejores episodios de «Los Vengadores», y del film de culto de Peter Brook sobre Gurdjieff, «Encuentros con hombres notables» («Meetings With Remakable Men», 1979) murió rodeado de su familia en su casa de la Isla de Wight, donde en tiempos pasados se dedicó a la actividad agrícola, sobre todo cuando a principios de los años ’70 escaseaban los contratos en la industria del cine inglés.
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