Modelo Oriana comenzó su carrera trabajando para publicidades. Su empatía con la cámara es total. / HERNAN ROJAS
Tal vez sea eso que llaman “la magia” de la televisión. O quizás no, simplemente nació con esa cualidad de destacarse y captar las miradas de la multitud. Y, sin lugar a dudas, Cris Morena es una experta en la búsqueda de casos como éste. Lo cierto es que a Oriana Sabatini se le abrieron las puertas de la fama y ella no dudó en cruzarlas. Hija de Catherine Fulop y Osvaldo Sabatini, la joven de 17 años es la protagonista femenina de Aliados (miércoles a las 21, por Telefe) y no le teme a la repercusión de su trabajo.
Llega a la entrevista en un bar en Olivos, cerca de donde graba la tira, y posa para la foto casi sin que se lo pidan. “Trabajé como modelo varios años”, explica. Su nombre empezó a hacerse conocido hace poco, más precisamente el 26 de junio, cuando se estrenó la telecomedia juvenil. Pero heredó la gracia de su madre, que la ayuda a desenvolverse con la naturalidad de quien lleva años en el rubro.
“Sabía del casting, pero dije ‘ni loca lo hago’, porque era imposible quedar. Un tío mío conocía a un productor y me dijo que vaya a probar suerte. Hice tres meses de taller y, después de un arduo trabajo, me dijeron que quedé. No lo podía creer. ¡Mis papás ya lo sabían y no me habían dicho nada!”, cuenta Sabatini, que también tiene una hermana más chica llamada Tiziana.
En su casa tuvieron lugar tres reacciones distintas ante la noticia: la de ella, la de su papá y la de su mamá. La joven cuenta que lloró y gritó (“se enteró todo el barrio”). La actriz venezolana, por su parte, se puso contenta, pero se lo tomó con más tranquilidad (“ella sabe que es lo que yo quiero”), y el padre productor tenía sentimientos encontrados (“es toda una preocupación para él la exposición que tengo, terminar la escuela por Internet y trabajar tantas horas”).
En Aliados, Oriana tiene un doble trabajo. Por un lado interpreta a Azul Medina, su personaje humano, que tiene un perfil más egoísta, materialista y solitario. Por el otro, también tiene el papel de Luz, que forma parte del grupo de seres que vienen a ayudar a los terrestres y se destacan por su bondad y compañerismo. Para Sabatini, esta contradicción no le dificulta su tarea, ya que tiene “cosas de los dos personajes: creo que soy poco demostrativa y eso me hace parecida a Azul”.
Dueña de una sonrisa contagiosa, se considera parecida en varios aspectos a su tía y madrina, la exitosa tenista Gabriela Sabatini. “Tengo casi todo de mi tía. No somos muy demostrativas. Afectuosas sí, pero no nos gusta mostrar nuestros sentimientos. Ahora, igual, no soy tan tímida como antes”, admite, y cuenta que intentó jugar al tenis, pero que no es lo suyo, sino que prefiere el boxeo.
¿Y en qué te sentís identificada con tus padres?
Mi mamá tiene esa personalidad que caracterizan a las latinas que se muestran y no les importa nada, ella se hace cargo de ser sexy. A mí no me importa, no sé si lo soy, no me fijo. Soy bastante macho en ese sentido, no me preocupo mucho. Mi papá no es tan reservado como mi tía, pero es perfil bajo como yo. Mis amigas me hacen reír, porque dicen que es fachero. No me jode que digan eso, me hace reír. ¡Obviamente no me doy cuenta de si es caño (pintón), porque es mi papá!
¿Cómo influye en tu carrera ser “la hija de”?
No me pesa para nada. No les presto atención a las comparaciones. Si la gente me sigue es porque les gusta lo que hago, yo tengo mi propia carrera. Es obvio que van a hablar de mi mamá porque es muy conocida, pero yo me fijo en mi trabajo. Para llegar a un lugar importante tenés que ser talentoso. No es que crea que yo lo sea, pero ¿vos lo ves, por ejemplo, al hijo de Ricardo Darín (el “Chino” Darín) en Farsantes y pensás que actúa mal? Yo trabajo con Nicolás Francella y me doy cuenta que es un gran actor. Puede ser que te ayude un poco para ir al casting pero después, para quedar, tenés que demostrar que algo tenés.
Por lo menos no tuviste que acostumbrarte a la fama, con padres tan conocidos ya sabías de qué se trataba…
Claro, siempre la paran por la calle a mi mamá. Pero ahora a la que saludan es a mí, eso es muy loco. Me pone contenta, porque quiere decir que estoy haciendo bien mi trabajo. Siempre intento devolver todos los saludos y sacarme fotos con los fans, ¡pero a veces no puedo, porque llego tarde a todos lados!
A principios de año, Catherine Fulop comenzó a grabar La magia del amor junto a la persona con quien supo triunfar en la telenovela venezolana Abigail, su ex marido Fernando Carrillo. La tira se filma en Miami y es producida por Osvaldo Sabatini. A pesar de que se trata de una experiencia por lo menos llamativa, la hija mayor del productor le resta importancia: “Está bueno que se lleven bien y trabajen juntos, seguro va a salir algo lindo. Me gustaría conocer a su ex por intriga”.
“Yo creo que mis papás son un ejemplo de pareja, se llevan demasiado bien. Si estuviera con alguien, me gustaría tener la relación que tienen ellos. Están hace muchos años juntos y no se pelean nunca”, indica.
Nunca baja la mirada cuando habla. Ni siquiera para desmentir su supuesto romance con Francisco Stoessel, el hermano de “Violetta” (ver recuadro). Es que desde hace un tiempo convive con mucha exposición pública, y ella lo sabe.
Aliados significó el regreso de Cris Morena a la televisión después de la muerte de su hija, Romina Yan, y lo hizo con una gran producción que combina los episodios en la pantalla chica junto a los novedosos “webisodios”, que se emiten por Internet. Y, como era de esperar, tuvo una gran repercusión entre los adolescentes y en las redes sociales.
Lejos de sentirse desbordada por la fama a tan corta edad, Oriana Sabatini es así, como se la ve con los personajes que interpreta en la tira: segura de lo que hace por un lado, pero sensible por el otro. Con toda una carrera por delante, el camino hacia el éxito lo tiene allanado. Y no lo quiere desaprovechar.
Por Pablo Riggio
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