Es una de las dos provincias del país que carecen de reservas naturales nacionales. El ministro de Turismo de la Nación lo hizo notar en su reciente visita. El Gobierno mendocino descarta transferir algún área existente, aunque podría hacerlo con otras nuevas.
La visita del ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, a Mendoza la semana pasada dejó, además de la presentación de actividades con miras a reimpulsar turísticamente el Valle de Uco, una frase por demás llamativa.
Ciertamente, la Provincia gestiona bajo su órbita las 19 áreas protegidas que existen en Mendoza y -pese al pedido de la Nación- no tiene en mente modificar la jurisdicción de ninguna de ellas.
«Tenemos en carpeta posibles opciones para crear nuevas áreas protegidas en zonas de alta montaña, como Polvaredas, y las cuencas de algunos ríos. Pero se están estudiando y cuando sea el momento se presentarán estas opciones a la Nación para ver si tiene interés de crear un parque nacional en alguna de ellas».
«No vendría mal tener un parque nacional, pero Mendoza ha sabido posicionar sus parques turísticamente y administrarlos desde su gestión y sus recursos», indicó el director de Recursos Naturales, Daniel Gómez. El funcionario aclaro que hoy no compiten entre sí las áreas provinciales y las nacionales, sino que se complementan.
Por otra parte, y pese a que hace algunos años se deslizó la posibilidad de transformarlo en parque nacional, confirmó que el Parque Tupungato seguirá siendo provincial, al tiempo que reconoció que están trabajando para hacer más simple el acceso público a este área del Valle de Uco.
Provincial vs. nacional
A lo largo de todo el territorio son 18 los parques provinciales incluidos en las áreas protegidas, entre las que se cuentan algunas naturales que no tienen ese rango (como es el caso de Villavicencio). Pero, tal como afirmó el ministro Meyer, no existe ningún parque nacional.
«Mendoza tiene una política que siempre apostó al manejo provincial de los parques. Y el sistema con que se administra es muy prestigioso, junto a Misiones y Chubut, porque tiene una estructura muy similar al esquema con que se manejan los parques nacionales».
«La idea no es cambiar nada en los ya existentes ni hacerlos nacionales, porque no es significativa la discusión de la jurisdicción, no estamos en competencia como sí ocurría años atrás», continuó Gómez, para quien lo importante es que se valore y cuide el espacio y que Provincia y Nación trabajen «complementándose».
Según indicó el funcionario de Recursos Naturales, otras provincias argentinas han necesitado el impulso de un parque nacional en su territorio para encarar el desafío turístico y tener mayor difusión.
«Mendoza tiene un ícono que es el Aconcagua y también La Payunia en Malargüe, que ahora está nominada para ser patrimonio de la humanidad. Y siempre se ha gestionado y administrado todo desde Mendoza. En caso de que finalmente La Payunia sea elegida, junto con el Aconcagua van a ser dos íconos turísticos y atractivos para los próximos 30 años. Se estarían logrando cosas que, en otros lugares, sólo se lograrían declarándolos parques nacionales «, analizó Gómez.
Otro detalle que alienta a la provincia a mantener firmes los parques provinciales es la ley provincial 6.045 (referida a áreas naturales protegidas). «Es muy importante que el manejo sea de la provincia, principalmente porque todo se administra desde acá. La ley fija un fondo para las áreas protegidas que establece que los recursos que ingresen a las áreas provinciales sean reinvertidos allá mismo para la investigación y el turismo. Se han hecho encuestas y la gente está conforme con que se maneje así», indicó por su parte Graciela Mónaco, jefa del área de la reserva Laguna del Diamante.
Sin embargo, para el ministro de Turismo, Javier Espina, sería más que interesante que algunas de las áreas protegidas futuras pudiese alcanzar el rango de parque nacional.
«Implicaría mucha inversión, un sistema de promoción muy fuerte y una ayuda fuerte al turismo y a la provincia», sostuvo, aunque coincidió con Gómez en que no tiene sentido cambiar el estatus de algunos de los parques ya existentes.
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