San Rafael, Mendoza viernes 19 de abril de 2024

América latina, blanco del reclutamiento iraní

Ofrece clases de religión a jóvenes; Rabbani, buscado por la AMIA, supervisa el plan

   Mohsen Rabbani, ex agregado de la Embajada iraní en Buenos Aires. Foto: Archivo 

WASHINGTON.- El estudiante mexicano de Derecho se sorprendió por lo fácil que le resultó llegar a Irán: hace dos años, en una fiesta, bastó con que hiciera algunas preguntas sobre el islam para despertar el interés de un alto diplomático iraní en México.

Meses después, tenía un pasaje de avión y una beca para una desconocida escuela en Irán. Luego vinieron el inicio de las clases y una segunda sorpresa: había decenas de jóvenes como él.

«En mi clase éramos unos 25 o 30, todos de América latina», recuerda Carlos, el estudiante mexicano, que tenía apenas 19 años cuando llegó a un pequeño instituto que se presenta a sí mismo como una escuela iraní para hispanos. «Tenía compañeros colombianos, venezolanos, y varios argentinos.» Todos participaban de un curso de inmersión dictado en perfecto español sobre «islam y antinorteamericanismo».

Carlos, que prefiere no revelar su nombre completo, volvió a su casa tres meses después, pero su breve aventura iraní permite entrever los alcances de un peculiar programa de Irán que apunta a los jóvenes adultos de países al sur de Estados Unidos. En los últimos años, con ese programa, cientos de latinoamericanos viajaron a Irán para tomar cursos intensivos de religión y cultura iraní dictados en español y supervisados, en gran medida, por un hombre sobre el que pesan cargos de terrorismo.

Ellos describen el programa como parte de una estrategia más amplia de Irán para expandir su influencia en el hemisferio occidental generando una red de seguidores y aliados en el continente americano. La iniciativa no sólo contempla el reclutamiento de jóvenes extranjeros para estudiar en Irán, sino también un acercamiento a los países de la región con la construcción de mezquitas y centros culturales, y desde 2012, con una red de televisión por cable que transmite programación iraní en español.

Los expertos regionales dicen que esas iniciativas de «soft power» son básicamente políticas y están destinadas a fortalecer la presencia de Teherán en países como Venezuela y Ecuador, que comparten la misma visión antinorteamericana. Pero en algunos casos los funcionarios iraníes han intentado reclutar a latinoamericanos para la realización de tareas de espionaje y hasta para operativos de hackeo de los sistemas informáticos de Estados Unidos, según funcionarios de inteligencia de Estados Unidos y América latina.

Un informe de mayo de un fiscal argentino cita evidencias de «redes locales de inteligencia clandestina» organizadas por Irán en varios países sudamericanos y acusa a Teherán de utilizar cursos religiosos y culturales como pantalla para «suministrar apoyo logístico, económico y operativo para ataques terroristas».

El informe acusa al clérigo iraní y funcionario de gobierno Mohsen Rabbani, que coordina varios programas para estudiantes latinoamericanos. Ex agregado cultural de Irán en Buenos Aires, Rabbani fue acusado por la Argentina de colaborar con la voladura de la AMIA en 1994, en la que perdieron la vida 85 personas.

Rabbani ha negado cualquier participación en el atentado o cualquier otra vinculación con el terrorismo.Pero no ha ocultado su interés por atraer a los jóvenes latinoamericanos. Un informe realizado para el Congreso por IBI Consultants, una compañía de investigaciones con sede en Washington, estimó que desde 2007 más de 1000 personas de la región recibieron entrenamiento en Irán con supervisión Rabbani.

Sólo un puñado de esos graduados se ha referido públicamente a su escolarización en Irán. Uno de ellos es Carlos, a quien lo sorprendió la efectividad de un programa que aislaba a un grupo de estudiantes extranjeros y los sometía a semanas de adoctrinamiento teológico y político.

Carlos ahora tiene 21 años y espera en la costa oeste una decisión de Washington sobre su pedido de asilo político. Cuando viajó a Irán, recibió el pasaje y una carta de aceptación del instituto iraní al que asistiría, el Instituto Cultural de Pensamiento Oriental, en la antigua ciudad de Qom.

De Rabbani, director del instituto, Carlos no sabía nada. Más tarde lo conocería en la escuela y se enteraría de su importancia para la televisión y los sitios web de Irán, desde donde Rabbani insta incansablemente a exportar la revolución islámica de Irán al mundo hispanohablante.

Además de los centros culturales que dirige, Rabbani colaboró con el armado del sitio web en español más importante de Irán y fue crucial para el lanzamiento de HispanTV, una red de televisión por cable que transmite programas iraníes en español.

ESTRICTO RÉGIMEN

Apenas aterrizó en Teherán, Carlos fue recibido por un acompañante que hablaba español y un chofer que lo llevaron a Qom, capital de los estudios teológicos chiitas desde hace 500 años. Allí se vio de pronto rodeado de estudiantes hispanohablantes que representaban a casi todos los países del hemisferio occidental.

Todos vivieron, comieron y estudiaron juntos durante tres meses y bajo un estricto régimen horario que les dejaba poco tiempo para socializar con los estudiantes de una escuela paralela para europeos conversos. «Todas las clases eran ostensiblemente religiosas, pero los profesores mechaban con política todo el tiempo», dijo Carlos. «Si el tema era la economía, el mensaje era sobre cómo Estados Unidos manipulaba la economía en su propio beneficio.»

Según Carlos, los docentes del instituto empezaron a mirarlo con creciente suspicacia. En marzo de 2011, personal de la escuela secuestró las cámaras y grabadores de Carlos y lo acusaron de espionaje. Carlos abandonó la escuela en medio de la noche y logró llegar hasta la embajada mexicana en Teherán, donde se puso bajo la protección de su gobierno.

Finalmente, le permitieron regresar a México. Carlos dijo no haber observado ningún intento abierto de reclutar estudiantes para nada que no fuese estudiar y aprender.

De hecho, los funcionarios iraníes hablan abiertamente de sus actuales esfuerzos por atraer a prometedores jóvenes extranjeros, y no son los únicos que lo hacen. El Departamento de Estado gasta millones de dólares anuales en patrocinar oficialmente el viaje a Estados Unidos de estudiantes extranjeros, así como para acercarse a periodistas, políticos y líderes de la sociedad civil de otros países.

«Los intercambios culturales y académicos son una práctica normal entre países, e Irán, que goza de un notable número de científicos e instituciones culturales de primera línea, no es la excepción», dijo Ali Miryousefi, vocero de la representación diplomática iraní en las Naciones Unidas. «Al igual que Estados Unidos y muchos otros países, Irán admite todos los años a cientos de estudiantes de África, Asia y otras regiones.»

Pero para algunos funcionarios de Estados Unidos, la preocupación es que un aumento del reclutamiento esté vinculado a un intento más amplio de atraer no sólo individuos, sino también países. Desde 2005, Irán ha más que duplicado su cantidad de embajadas en la región -pasó de cinco a 11- y construyó 17 centros culturales y numerosas mezquitas. HispanTV llega todos los días a millones de hogares, con series dramáticas, por ejemplo, sobre la vida de la Virgen María, pero desde la perspectiva islámica.

«Irán está redoblando su estrategia comunicacional en la región», dijo Ilan Berman, del Consejo Norteamericano de Política Exterior, en una audiencia en el Congreso. El mensaje que prevalece «es uno que promueve su propia ideología e influencia en detrimento de Estados Unidos».

El Departamento de Estado reconoció el mes pasado que en los últimos años Irán ha «aumentado sus intentos de acercamiento» a América latina, pero el organismo también reconoce que la influencia iraní en la región «está en baja». Los diplomáticos norteamericanos y los expertos dicen que sin importar cuáles sean las intenciones de Teherán, los clérigos de Irán están perdiendo influencia debido a la crisis económica que atraviesa el país y a los repetidos traspiés de su política exterior, como las promesas de ayuda que nunca llega.

Preocupado por las noticias de que los iraníes seguían sus pasos, Carlos viajó en 2012 a Estados Unidos para presentar un pedido de asilo.

«En México alguna vez tuve un futuro brillante, pero acá voy a tener que empezar todo de nuevo, y no tengo nada», dice Carlos. «Desde el día que regresé, ya nada volvió a ser lo mismo.»

Traducción de Jaime Arrambide

Por Joby Warrick  | The Washington Post
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