San Rafael, Mendoza 23 de noviembre de 2024

Murió Duilio Marzio, excelente actor y entusiasta del arte

Además de su calidad interpretativa y humana, Marzio fue un sindicalista honrado y valiente, que dirigió la Asociación de Actores en tiempos de Onganía.

Era un gran tipo. Excelente actor, artista cordial con todo el mundo, agradecido, espectador entusiasta, buen amigo, conversador chispeante, deportista amateur, estudioso de diversas artes, galán alto, de percha indeclinable y sonrisa entre pícara y tierna, y padre circunstancial.

Esto último pocos lo saben, y él mismo recién lo supo cuando el chico ya tenía 15 años (resultado de su buena voluntad para consolar a una amiga que se había separado y luego volvió a reunirse con el marido, cosa de artistas que hasta daría para alguna comedia teatral). Pero también hay algo muy poco sabido, o más bien olvidado: entre tantas cosas,Marzio fue un sindicalista honrado y valiente, como pudo verse cuando le tocó dirigir la Asociación Argentina de Actores bajo el gobierno del general Onganía. Y más adelante, bajo el gobierno de Videla,llegó a alojar algunos perseguidos en el sótano de su casa de Caballito. Nunca hizo bandera con esto.

Cada tanto se enojaba feo (era hijo de sicilianos), pero eso le duraba poco. Lo propio de él era el buen humor, el compañerismo y el entusiasmo por el arte, que mantuvo hasta sus últimos días, cuando ya se había mudado a la Avenida Santa Fe para cansarse menos cuando volvía del cine o del teatro.

Porteño, nacido a fines de 1923 como Duilio Bruno Perruccio La Stella, su primera expresión artística fue como crooner de la Jazz San Francisco, bajo el nombre de Alan Warren. Detalle gracioso, en ese momento estaba haciendo el servicio militar, pero no había problema, porque la mencionada banda estaba mayormente integrada por sus propios superiores. Eran casi todos suboficiales del Ejército en horario de franco. Después, a poco de empezar Derecho, entró a un grupo de teatro universitario. Se enganchó en un curso que daba el maestro Antonio Cunill Cabanellas, se acabó Perruccio y empezó Marzio. 

Como tal, se mantuvo durante casi 60 años sobre las tablas y los sets de filmación. En cine debutó en un papelito de «Fin de mes», obra interpretada por Narciso Ibáñez Menta, 1953. De inmediato pasó a integrar la escudería de Torre Nilsson, con «La tigra», «Días de odio», y más adelante «La caída» y «Un guapo del 900» (el guapo era Alfredo Alcón, el otro galán en ascenso de ese momento). Pero la consagración inicial le vino con «El amor nunca muere», donde era el «hijo doctor» de Tita Merello, y tres de Fernando Ayala: «El jefe» (premio al mejor actor de reparto), «El candidato», y «Paula cautiva», una de las pocas donde hizo de cínico.

Otros títulos a señalar: «Marta Ferrari», con Fanny Navarro, «En la ardiente oscuridad», y «La Raulito», donde era el médico comprensivo de la protagonista. Curiosamente, nunca tuvo protagónicos, solo papeles de reparto y últimamente apariciones especiales, pero igual dejaba huella: el seductor de Mirtha Legrand en «Sábado a la noche, cine», el juez de «La peste», el obispo de «Las manos», etc. Eso sí, protagonizó un admirable episodio de «Horizontal/ Vertical» (Nicolás Tuozzo, 2009) donde un viejo enamorado organiza su propia muerte. Esa fue su última película, y una de sus mejores actuaciones.

Fuente: ámbito.com

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