Hace 35 millones de años, el lago Vostok estaba rodeado de un ecosistema forestal. (Internet)
Esta semana, un equipo de investigadores estadounidenses descubrieron una sorprendente variedad de formas de vida que sobreviven y se reproducen en el más extremo de los ambientes. La investigación, publicada en la revista científica PlosOne, describe más de 3.500 especies identificadas a través de análisis genéticos.
«Encontramos mucha más complejidad de lo que nadie pensaba», dijo Scott Rogers, de la Bowling Green State University. «Realmente muestra la tenacidad de la vida, y cómo los organismos pueden sobrevivir en lugares donde hace un par de docenas de años pensábamos que no podía haber nada», agregó.
La llegada al lago -el séptimo más grande del plantea, y diez veces más grande que el Lago Argentino- fue una de las claves de la exploración. Excavaron a casi 4 kilómetros de profundidad en la Antártida para llegar al lago Vostok (bautizado así en honor a la base homónima que está en la superficie), pero a 29 metros del objetivo tuvieron que replantearse algunas cuestiones.
Los científicos estadounidenses dijeron que de las 3.507 especies encontradas, un 94% corresponde a bacterias (la mayoría, propia de condiciones extremas), y el otro 6% a eucariotas (las células de los organismos más evolucionados). Entre las bacterias hay algunas que suelen aparecer en los sistemas digestivos de peces, lo que ratifica la idea de que hubo vida animal en el Vostok.
También encontraron psicrófilos, que son organismos que viven en el frío extremo, pero también termófilos, que provienen del calor. Esto refuerza la hipótesis de que hubo afluentes termales en el lago.
Según Rogers, la presencia de las especies marinas y de agua dulce apoya la hipótesis de que el lago estuvo alguna vez conectado con el océano.
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