San Rafael, Mendoza jueves 18 de abril de 2024

Informe especial: Bulliyng. ¿Qué es? ¿Qué hacer? Víctima, victimario y testigo. (Parte I).

bullying 2
Literalmente, la palabra bullying traducida al castellano es «intimidación».
En los últimos tiempos se lo relaciona práctica y únicamente con la escuela, con casos resonantes en la prensa como golpizas sufridas por alumnos, producidas por sus propios compañeros.
Eliana Pascual, psicopedagoga, explicó que «llamamos bullying a una forma de acoso y a partir de su definición, se puede pensar en múltiples acosos: sexuales, de ciber, de medios de comunicación, celulares, y físico, psicológico, laboral. Estos son los primeros aspectos a tener en cuenta. Es el sometimiento de una persona o grupo hacia otra persona o grupo por alguna condición. La persona responsable del sometimiento se lo denomina victimario y víctima a quien lo sufre. El victimario, se siente con poder sobre otra persona o grupo para ejercerlo; y la víctima asume el poder del victimario, entendiendo que este tiene mayor posibilidad de someterlo.»
Bullying escolar
Aclaró que » no se  da simplemente en la escuela. Es uno de los ambientes más comunes por el tiempo que los chicos pasan y por la cantidad que hay reunidos. Es un espacio para comenzar e identificar signos que empiezan a hablar de la presencia de este sometimiento o de este acoso.»
Por su parte, Carolina Herrera, psicóloga, dijo que «un dato a tener en cuenta es la frecuencia y la constancia en el tiempo. El joven o adolescente puede ser agredido y se puede estar dando en un tiempo determinado. Este es un dato a tener en cuenta.»
Es muy común que entre los chicos y adolescentes se pongan sobrenombres, pero se está rompiendo ese límite. Antes era común decir el gordo o el flaco. En la actualidad, ¿qué pasó? ¿cuál es la diferencia?
«Es importante aclarar que cuando  hablamos de acoso o bullying, no hablamos simplemente de una agresión o de una palabra o agresión violenta que pueda aparecer en un momento, hablamos de algo que tiene que ser reiterado y sistemático, que necesariamente pone a una persona o grupo en una posición de vulnerabilidad, sin posibilidad de defensa ante el otro.   El hecho que un chico le diga a otro un sobrenombre no necesariamente hablamos de acoso,» explicó Pascual.
Síntomas o situaciones a tener en cuenta
«Para que nadie se alarme y no crear una especie de paranoia, los síntomas a observar dentro del aula y como papá o mamá son, entre otros, cambios de humor, si observan que ese chico  es una persona extrovertida y de repente no quiere hablar con nadie, se encierra en si mismo, frente a ciertas personas presenta conductas de miedo, o se niega a salidas escolares y  expresa todo un conjunto de patologías. Por ejemplo, que le duele la cabeza, pero tiende a exagerar  esos síntomas para evitar enfrentarse a esa situación; que por lo general no cuentan. Si hay un docente que ve que hay una pelea y pregunta qué sucede, el agredido generalmente va a decir que están «jugando», porque si le pone palabras, y dice la verdad, ya sea al docente o a la familia, teme que ese compañero que lo agrede o lo acosa, tenga represalias mayores.»
Por lo general, se habla solamente de la víctima. Pero como padres se puede tener hijo víctima o victimario. Se instruye acerca de los síntomas de la víctima, pero ¿qué sucede del otro lado cuando se tiene un hijo victimario? ¿Qué se debe tener en cuenta?
Eliana Pascual dijo que «tanto víctima como victimario están sufriendo una situación negativa . A veces se piensa que el victimario en realidad es fuerte y seguro; y que por eso es capaz de someter a otro y en realidad esto no es así. El victimario también tiene una autoestima baja, que sostiene a partir de minimizar a otra persona, pero que no tiene que ver con una autoestima real. Es una construcción tan pobre de si mismo, que necesita burlarse de otro o necesita de alguna manera someter a otro, para sentirse fuerte o  importante.
Cuando se habla de victimario, «seguramente se habla de un chico que tiene múltiples dificultades en su desempeño familiar, o dentro de su dinámica grupal. Es importante estar atentos a signos como la intolerancia, a las dificultades que posee para asumir las particularidades de otras persona y sus propias dificultades, a que es demasiado taxativo con ciertos comentarios hacia tales o cuales personas, o tales o cuales características; que es demasiado irritable; que su junta o habitualmente todo su grupo lo siguen por ciertas características  negativas. Hay que pensar que ese chico también está teniendo un problema. Este acoso que hace hacia otra persona es una manera de llamar atención al adulto para decir que  algo le está pasando; que no puede mirar sus propias seguridades y necesita fijarse en las inseguridades de otro.»
Siguiendo con estos conceptos, Carolina Herrera, dijo que «se relaciona con la tolerancia de la frustración. El victimario no puede asumir una situación en la que necesita tener poder o pseudopoder; el que no tiene en su casa y el docente debe crear un clima de confianza en el que el chico/a pueda expresar sus sentimientos.»
Observar e investigar las causas que lo llevaron a actuar en forma violenta. «Por ejemplo, si pega y pega, debemos preguntar o averiguar la causa, hacer una observación global. Tal vez reacciona así porque a el también lo están molestando. Un autor español sugiere que se deben registrar en un «diario» todas las conductas que se observan y averiguaciones que se hagan al respecto. En la mayoría de los casos sucede que el niño o niña recibió una agresión y no se animó a decírselo a la docente, pero reacciona por sus propios medios. En la secundaria ya hay conductas de otro tipo.
Lo cierto es también, que los códigos entre adolescentes han cambiado y para los padres, según las profesionales y el sentido común que se puede aplicar, es dificultoso saber si realmente la conducta es normal o es de adolescente. «Todo se relaciona con el tipo de sociedad en el que estamos viviendo.»
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