El «Soviético», tal el apodo impuesto por Guillermo Moreno, continúa ocupando espacios. Desplazó a un hombre del ministro Hernán Lorenzino, el secretario de Finanzas Adrián Cosentino, como representante del Palacio de Hacienda en el Banco Central. Ayer fue su debut en la tradicional reunión de directorio de los jueves en el Banco Central.
Se apersonó cerca del mediodía en el edificio de la calle Reconquista y mantuvo su discurso clásico contra el sistema financiero. «Hay que bajar las tasas de interés», fue su primer mandamiento, menospreciando el impacto colateral de esa decisión, en especial sobre el tipo de cambio paralelo.
El ahorrista argentino es de rápido reflejo: a menor tasa de plazo fijo, más traspasos a la moneda norteamericana. «Al ‘blue’ ya lo dinamitamos», dijo, en tono victorioso. En su exposición, Kicillof señaló orgulloso su conocimiento sobre el comportamiento de las tasas de interés, respaldándose en la confección de un trabajo «académico» sobre esa área.
Fue entonces cuando Miguel Pesce, vicepresidente del BCRA, le advirtió, prudente, en tono muy correcto, de las diferencias existentes en la «academia» y la gestión de la política monetaria. Dos exalumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires, frente a frente. Dos aristócratas del saber.
La sorpresa: la aparición en escena de Gabriela Ciganoto, también directora y expresidenta del Banco Nación. Habitualmente silenciosa en estas reuniones, salió a respaldar la moción de bajar tasas. No influyó demasiado su moción dado que todo se fue diluyendo al pasar el tema central a otros, más candentes. Puntualmente sobre el nivel de las reservas no se observó preocupación en este «brain storming» en el BCRA. Es que se asigna un alto porcentaje de la baja de las reservas a la cancelación de los préstamos que había otorgado el Banco de Francia a la entidad monetaria argentina. En total, se pagaron u$s 3.000 millones y hoy se hará efectivo el último giro a París.
El oro es el otro responsable de las pérdidas de reservas, dado que un porcentaje de éstas, cercano al 7%, estaba invertido en el otrora metal precioso. Con respecto al primer punto, la semana próxima partirá a París Juan Basco, hombre de la línea del BCRA, a gestionar la reanudación de esos créditos. La esperanza en la entidad se basa en que la cancelación de éstos se debió a normas internas del Banco de Francia, las que pasado un determinado tiempo, habilitan a nuevos desembolsos. ¿Volverán esos u$s 3.000 millones a engrosar las reservas? Difícil que sea todo y rápido. Pero ésa será la misión de Basco. Se trató también ayer el giro del BCRA al Tesoro Nacional por 10.000 millones de pesos. Obviamente no hubo resistencia alguna.
La solicitud, siempre de acuerdo con fuentes del BCRA, venía firmada por el ministro Hernán Lorenzino y basada, como siempre, en la crisis internacional. Precisamente Lorenzino debió ceder el cargo de enlace entre Economía y el BCRA que hasta ayer ocupaba un estrecho colaborador suyo, Adrián Cosentino (secretario de Finanzas), al propio Kicillof. Las estimaciones de giros y cartas de Lorenzino al BCRA por estas transferencias coinciden en que en 2013 sumarán $ 120.000 millones, un monto muy superior, un 35%, al estimado entre economistas privados.
Hubo alivio en el BCRA en paralelo por el fin al drenaje de dólares por retiros con tarjeta en el exterior. Pero se conocieron algunas peculiaridades. Se impusieron altos límites a las extracciones vía adelanto de efectivo con tarjetas en países limítrofes. Pero floreció Lima como plaza alternativa. Se detectó un aumento de extracciones en la capital peruana, por lo que se empezaron a bloquear ese tipo de operaciones. La empresa VISA informó que cayeron un 90% las extracciones. Se bloquearon además compras de dólares con tarjeta en comercios de frontera disimulados como ranchos. El cierre: se van por gastos con tarjeta en el exterior (turismo y derivados) por mes u$s 28 millones. ¿Misión para el «Soviético»?
Por: Guillermo Laborda
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