Mucha anécdota, mucho relato personal y una apelación a la protección de lo público como la página política más fuerte. De la coyuntura política, de la decisión judicial que declaró inconstitucional la elección de consejeros de la Magistratura (ver página 5), ni una palabra.

Desestructurada, la Presidenta habló durante media hora de las inversiones que fueron inauguradas en Mendoza, Salta, Neuquén y provincia de Buenos Aires desde la refinería de YPF en Luján de Cuyo; incluso hasta se animó a cambiarle el nombre a los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta, para llamarlos “Vaca Viva”; así como también confundir el nombre del departamento de Maipú con el apellido de su intendente Alejandro Bermejo. Ese fue el tono general de la alocución presidencial.

La convocatoria de YPF anunciaba que la Presidenta llegaría pasadas las 17 para inaugurar la mayor inversión en esa planta en más de dos décadas, y desde temprano empezaron a congregarse militantes de infinidad de organizaciones sociales y políticas que conforman el universo kirchnerista y peronista.

También un sinnúmero de funcionarios se agolpó sobre la hora, pero sólo algunos consiguieron un lugar privilegiado. Es que los militantes coparon la parada y dejaron sin silla a los invitados.
Se lo vio al gabinete provincial en pleno, a casi todos los intendentes del PJ salvo el alvearense Juan Carlos De Paolo, algunos legisladores y representantes de la CGT.

A las 18.30 llegó Cristina, flanqueada por Francisco Pérez, Julio de Vido y Miguel Galuccio. En la mesa académica se sentó después el secretario de Obras Públicas de la Nación, José López. Ese fue el centro de la escena. Al costado del escenario estaban los legisladores nacionales del PJ y el vicegobernador, Carlos Ciurca.

Con la excusa de las inauguraciones de obras de la empresa petrolera estatal, el eje fue la recuperación y defensa de lo público. Resulta obvio señalar la alusión a las inversiones realizadas en el último año en materia energética, luego de la estatización de YPF.

Así reseñó los 2.600 millones de pesos puestos en la refinería de Luján para instalar dos plantas de hidrotratamiento, una de gasoil y una de naftas, una nueva unidad de glending de gasoil y un nuevo sistema de alivio a través de antorcha.

Aunque obvió mencionar que las obras empezaron cuando la petrolera aún era propiedad de Repsol y los Eskenazi.

Pero no fueron las únicas inversiones de las que habló la Presidenta. Incluso relató que para hacer esas obras en la planta de YPF se usó tal cantidad de hormigón que podría llenarse el teatro griego Frank Romero Day y tanto cable que podrían darse seis vueltas a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

También, vía teleconferencia, se comunicó con el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, quien estaba en el pueblo de Santa Victoria Este, ubicado casi en el límite con Paraguay, a 180 kilómetros de Tartagal. Allí se instaló lo que se denomina Módulo de Abastecimiento Social (MAS), algo así como una pequeña estación de servicio que funciona con paneles solares.

De ahí, también por teleconferencia se pasó a la inauguración de una batería de 50 pozos en Neuquén, del que se extrae petróleo no convencional de núcleos de arcilla conocida como Vaca Muerta. Esa batería tiene una capacidad para el tratamiento, compresión y el transporte diario de más de 1.000 metros cúbicos de petróleo y 25.000 metros cúbicos de gas.

Luego, la magia de las telecomunicaciones conectó con Florencio Varela, donde se inauguró la nueva carrera de ingeniería en petróleo. La carrera se dictará en la Universidad Nacional Arturo Jauretche y contará con cien estudiantes becados por YPF.

El edificio en el que cursarán los estudiantes antes fue ocupado por los laboratorios de la vieja Yacimientos Petrolíferos Fiscales, que fueron abandonados en la era privada.

El valor de lo público

En medio de este listado de inauguraciones, la Presidenta dijo que “a un año de gestión, lo más importante que hemos logrado es demostrar que se puede ser mejor y más eficiente desde lo público”.

Entonces, lanzó una recomendación a los trabajadores de YPF que presenciaron el acto: “Treinta y cinco mil personas han comprado acciones de YPF.

Hay argentinos que creen en ustedes. Por favor, yo les pido que no nos decepcionen. Cuando las empresas donde la participación estatal es mayoritaria comienzan a funcionar ineficientemente, cuando no producen lo que tienen que producir, los primeros perjudicados son los trabajadores, porque entonces se dice que todo lo público es ineficiente”.

Y entonces empezó a salir del contexto estrictamente petrolero y habló de lo público en general. “Lo único que quiero es que no le fallen a la Argentina. No a mí, yo soy circunstancial. Les pido a los empresarios, a los trabajadores, a los estudiantes, a los comerciantes, a los dirigentes, que no le fallen a la Argentina”.

Entonces definió que lo público excede a empresas y organismos del Estado y abarca también a los servicios que gestionan los privados, como el transporte.

“Tenemos que hacer un gran esfuerzo por cuidar lo público. Dimos lugar a que lo público fuera ineficiente y sobre esos errores pivotearon las doctrinas que nos trajeron de afuera y nos dijeron que lo público era malo”.

Al terminar su discurso, la Presidenta encaró para bajar del escenario y pasó por delante del vicegobernador Ciurca sin mirarlo. Un paso más allá, se detuvo para saludar efusivamente a los diputados oficialistas Anabel Fernández Sagasti y Dante González, con quien incluso cruzó algunas palabras.

Fuente: Diario Los Andes

Daniel Peralta – dperalta@losandes.com.ar