La reciente decisión de Neuquén de dejar de publicar su propio índice de precios al consumidor (IPC) coloca a Santa Fe, San Luis y Tierra del Fuego como las únicas provincias con mediciones de inflación independientes del Indec, cuando faltan seis meses para que el cuestionado organismo comience a difundir el nuevo índice nacional.
En medio de críticas por los nuevos asesores académicos que eligió y de sospechas por aprietes financieros a las provincias para que se alineen con las estadísticas nacionales, el Indec avanza con esta nueva medición para intentar frenar las sanciones del FMI.
Consultados por LA NACION, los expertos Graciela Becvaqua, Marcela Almeida, Víctor Beker y Mario Jorrat afirmaron que la progresiva desaparición de los indicadores provinciales le quita un parámetro de referencia a la inflación real, ya que, a diferencia de la de las consultoras privadas, tales índices no fueron cuestionados por el Gobierno. El Indec no respondió a las preguntas enviadas para esta nota.
La evaporación de esas cifras, que en promedio arrojan una inflación que desde 2007 triplica a la publicada por el Indec, parece demasiado anticipada frente al tiempo que resta para que se conozcan los datos del nuevo IPC, planteado para el último trimestre del año.
Hace dos semanas, Neuquén fue la última provincia en anunciar informalmente que dejaría de publicar su IPC, cuyo último indicador (diciembre de 2012) exhibió un aumento de 26,7%, frente al 10% registrado por el Indec. Mientras que la Dirección Provincial de Estadísticas no respondió a las consultas de LA NACION, los delegados gremiales del área indicaron que se trata de una decisión que no fue explicada en forma oficial por las autoridades. «Es un indicador que medimos desde 1980; no entendemos esta decisión tan repentina, porque se trata de una medición muy útil para la economía provincial», dijo Mariana Ruiz, delegada de ATE en esa dependencia.
Con este panorama -y la decisión previa de Entre Ríos, Río Negro y Misiones, entre otras, de no publicar más sus datos propios-, sólo quedan en pie los datos de San Luis, que en los últimos 12 meses mostró un alza de 23,8%; Santa Fe, de 20%, y Tierra del Fuego, de 23,5%. En cambio, para el Indec, el último dato llegó al 0,7% en marzo y al 10,6% en un año.
A la desaparición de estos índices se suman ciertas sospechas en torno al IPC de Santa Fe, que desde mayo de 2012 arroja un aumento cercano al 1% mensual, más cerca de las cifras del Indec que de las otras provincias y las consultoras privadas. Sin embargo, el director de Estadísticas de Santa Fe, Jorge Moore, relativizó las sospechas: «La mirada que hay que tener es de largo plazo. Y desde marzo de 2008 estamos en una inflación del 20% anual o el 1,5% mensual», explicó a LA NACION.
Bevacqua dijo que los IPC provinciales «siempre sirvieron como monitoreo del seguimiento de la inflación», y opinó que el nuevo IPC nacional «no cambiará la percepción sobre los índices con la actual gestión» del Indec, dado que éste «está desmantelado técnicamente».
La ex coordinadora del IPC nacional (eliminado en 2008, cuando comenzó a mostrar una divergencia muy grande con el IPC metropolitano) Marcela Almeida sostuvo: «El ocultamiento de información siempre quita parámetros para saber cuál es la inflación real; en este caso, las provincias son lugares diferentes, pero antes había un IPC 7 provincias y ahora no queda casi nada». De hecho, hasta asumir como viceministro, Axel Kicillof, publicaba ese indicador en el sitio de su centro de estudios (el Cenda).
Víctor Beker, ex director del Indec, dijo: «El problema no es de metodología ni de representatividad, sino con qué precios se va a cargar el nuevo IPC, en el que no cree ni el Ministerio de Economía». En cambio, el secretario de Política Económica de San Juan, Leonardo Gioja, destacó a LA NACION que con el nuevo IPC «habrá una medición que podrá captar mejor la realidad de las provincias».
Mario Jorrat, uno de los expertos que confeccionó el crítico informe académico sobre el Indec por un decreto de la presidenta Cristina Kirchner, consideró que, aunque se estrene el nuevo IPC, los indicadores provinciales deberían subsistir.
El economista de la Universidad de Tucumán afirmó que mantener estos índices sería la única manera de reconstruir lo que ocurrió en esos seis años de manipulación estadística. Tal vez por esa razón el Gobierno haya presionado a las provincias para que dejen de publicarlos.
Por Martín Kanenguiser | LA NACION
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