San Rafael, Mendoza jueves 28 de marzo de 2024

Salvaje inocencia

Desde hace casi seis meses, las cuatro estrellas juveniles de Spring Breakers, viviendo al límite recorren el mundo repitiendo y jurando que jamás experimentaron en persona ese desenfrenado rito de iniciación al que miles de chicos y chicas estadounidenses se entregan cada año durante una semana en las playas de Florida y del Caribe mexicano.

Pero el hecho de que aparezcan más que dispuestas a prestarse a esos excesos con el alcohol, las drogas y el sexo desde la pantalla, en un relato de ficción, alcanzó para provocar todo el revuelo imaginable desde que la película se conoció allá por septiembre último en el Festival de Venecia. Sobre todo porque dos de las chicas cargan sobre sus espaldas la idolatría incondicional de adolescentes y niñas de todo el mundo como figuras del mundo Disney. Selena Gomez ( Los hechiceros de Waverly Place ) y Vanessa Hudgens ( High School Musical ) crecieron de golpe y son dos de las protagonistas de uno de los estrenos de hoy, contraindicado para esa inmensa legión de fans.

Era inevitable que una mezcla de curiosidad y cierto morbo rodeara cada escala de un tour que llevó a Spring Breakers, viviendo al límite por algunos de los festivales más importantes del mundo. A lo largo de ese camino, que pasó por Toronto y Rotterdam, entre otros prestigiosos encuentros, la película más ambiciosa de Harmony Korine (con una historia de arriesgadas indagaciones sobre el espíritu adolescente y juvenil desde que se hizo conocer, a los 19 años, como guionista de Kids ) repetía imágenes de salas llenas, localidades agotadas, interés creciente y preguntas incómodas para el director y su cuarteto de inquietas muchachas. Sobre todo cuando ellas debían explicar las andanzas de sus respectivos personajes, que aparecen casi todo el tiempo en pantalla sin otra vestimenta que diminutas bikinis en colores flúo.

La confianza que Gomez (20 años), Hudgens (24) y las otras dos protagonistas del relato, Ashley Benson (23) y Rachel Korine (27), depositaron en el director -además, esposo de esta última- fue absoluta. Mucho más luego del largo período de ensayos que elenco y cineasta compartieron. «Lo que quería hacer es una reinterpretación en clave impresionista de ese mundo de diversión y cultura consumista. No quise hacer un ensayo ni un documental, preferí encararlo como una experiencia parecida al viaje que uno hace con las drogas. Buscaba algo puro y honesto, y sobre todo que no se agote desde una sola perspectiva», explicó Korine, consciente de que exponía a sus bisoñas intérpretes a jugarse al extremo con escenas que colocan a este film como uno de los pocos de la cartelera local vedado a los menores de 18 años.

«Quedé felizmente sorprendido por la manera tan abierta en que las chicas se expresaron en la película. Seguramente en algún momento ellas se sintieron incómodas, pero lo aceptaron porque sus personajes así lo exigían y porque la incomodidad, como pasa en la vida, tiene que ver con los impulsos y con la energía vital. Ellas me ayudaron a hacer una película que me gustaría que se paladeara como si fuese un caramelo.»

Al escuchar al unísono esos dos mundos a priori separados (la osadía de alguien tan acostumbrado a provocar como Korine y la inocencia natural de las actrices, representada ante todo en el rostro dulce e ingenuo de Gomez), más de un testigo de los encuentros entre el elenco de Spring Breakers y la prensa en Venecia, Rotterdam y Toronto recordó el ruidoso y contundente veto que el popular conductor televisivo estadounidense David Letterman impuso sobre Korine a fines de los años 90, cuando el realizador consumía con frecuencia crack y heroína y dos de sus viviendas se habían incendiado en circunstancias nunca aclaradas.

 

 
El descontrol y sus consecuencias a través de una mirada que busca un efecto más climático que documental. Foto: Distribution Company

 

El propio Letterman dijo que le había bajado el pulgar a Korine cuando lo descubrió en uno de los camarines revolviendo la cartera de Meryl Streep y lo echó del lugar. «Harmony está limpio de drogas desde hace un buen rato. Ahora es una persona sana, un gran artista y una bella persona con quien trabajar. Tuvo un período descarrilado y seguramente eso influyó en aquel episodio con Meryl», contó frente a Letterman James Franco, que aquí interpreta a un «gánster místico» (en palabras de Korine) que ejerce una suerte de protección hacia las chicas y logra en un momento sacarlas de la cárcel.

Cuando queda superada al parecer esta instancia de fuertes contrastes, lo que aparece a la luz de este lanzamiento que ya es uno de los grandes éxitos recientes del cine independiente (sobre todo en Estados Unidos, Francia e Italia) es la incógnita acerca de cómo podrían reaccionar los fans que identifican a Hudgens y a Gomez con el universo Disney frente a esta voluntaria muestra del lado salvaje de ambas.

«Yo crecí y mis fans también. Ya tengo 24 años, dejé de ser una adolescente. Quería empujarme a mí misma como actriz y buscar un crecimiento en mi carrera y esta película me lo permite. Estoy muy orgullosa de lo que hice y si la gente quiere identificarme ahora de otra manera me parece extraordinario», reconoce Hudgens, mucho más arrojada de lo que sugería su personaje en High School Musical.

«Mi consejo actual es: si tienen algo en la cabeza y están convencidos de hacerlo, vayan para adelante, bánquensela, como lo hice yo. Se trate de robarle a alguien o empezar cualquier proyecto propio», agregó con una sonrisa socarrona en más de un encuentro con la prensa internacional.

Gomez, fiel a la imagen que transmite en persona y que también sugiere la película frente a sus compañeras de juergas, fue un poco más cautelosa, seguramente porque quiere conservar frente a sus seguidores durante el mayor tiempo posible la imagen que supo ganarse con su trabajo en Disney.

«Pasé cuatro años increíbles en Disney -explicó en Toronto-. Ellos son mi familia y la razón de que haga todo lo que amo. Pero al mismo tiempo me dije, luego de que la serie de los hechiceros terminó, que podía encarar una transición como actriz hacia otros horizontes. Y allí apareció Harmony, que confió ciegamente en mí. Con él sí valía correr ese riesgo.»

Tanto cuida Gomez los pasos que la llevan a exponerse un poco más que quiere trasladar esa preocupación a sus fans, que pertenecen a una generación todavía más joven. «Es muy difícil controlar todo lo que los chicos hacen, pero lo que traté es protegerlos con todo lo que está a mi alcance y advertir a través de mensajes a mis seguidores en las redes sociales que Spring Breakers tiene imágenes muy reales y que si tienen menos de 18 años no la vean», reconoció. Seguramente quiere evitar que se expongan antes de tiempo y de la peor manera a ciertos ritos de iniciación..

Por Marcelo Stiletano | LA NACION

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