Investigadores británicos estudiaron los efectos del calentamiento en la atmósfera del Atlántico Norte, que atraviesan diariamente 600 aviones
Según el doctor Paul Williams, uno de los autores del trabajo que se publicó ayer en la versiónonline de Nature Climate Change, esto no sólo alterará la comodidad y el disfrute del viaje, sino que tendrá consecuencias económicas, ya que prolongará los tiempos de viaje y el consumo de combustible.
Cualquier viajero probablemente ha experimentado la turbulencia en los aviones. Puede suceder sin advertencia y es ocasionada por condiciones climáticas, como la presión atmosférica, las corrientes de aire, los frentes fríos y cálidos o las tormentas.
Una ligera turbulencia sacude la estructura de la aeronave, pero episodios más severos pueden lesionar a los pasajeros u ocasionar un daño estructural a los aviones. Según el modelo desarrollado por los científicos británicos, esto causaría costos adicionales de alrededor de 150 millones de dólares anuales.
Si las emisiones de dióxido de carbono se duplican hacia 2050, como pronostica la Agencia Internacional de Energía, la turbulencia será mayor y se producirá más a menudo, dijeron científicos de las universidades de Reading y de East Anglia.
El dióxido de carbono es uno de los principales gases con efecto de invernadero. El incremento de sus emisiones, indican las evidencias reunidas hasta ahora en miles y miles de mediciones, está aumentando la temperatura promedio global y calentando la atmósfera baja.
No obstante, el calentamiento también altera la atmósfera a 10 kilómetros por encima del nivel del suelo, que es por donde circulan los aviones. Esto la hace más inestable, dijo Paul Williams, coautor del informe.
Los científicos, que presentaron su investigación ante la Asamblea General de la Unión Europea de Geociencias, se concentraron en el espacio aéreo del Atlántico Norte, que es atravesado diariamente por más de 600 aviones que viajan entre Europa y América del Norte.
Ellos utilizaron una supercomputadora para simular los cambios en el movimiento de las corrientes atmosféricas, un cuerpo de aire que se mueve rápidamente a 10.000 metros de altura por sobre la superficie del planeta.
Los expertos detectaron que las posibilidades de enfrentar una significativa turbulencia para mediados de siglo aumentarán entre un 40 y un 170 por ciento. El resultado de sus cálculos indicó, además, que es probable que se duplique el espacio aéreo que genera turbulencias significativas.
Williams y el coautor, Manoj Joshi, de la Universidad de East Anglia, compararon el clima preindustrial con otro que estaba sometido a los cambios que introduce una duplicación en el contenido de dióxido de carbono. Esto podría suceder hacia 2050.
También aumentaría la intensidad promedio de las turbulencias entre 10 y 40 por ciento.
Viajes aéreos más turbulentos harían más incómodo el trayecto y elevarían los riesgos para los pasajeros y la tripulación. «Nos referimos a turbulencia que es suficientemente fuerte para mover el avión -dijo Williams-. El signo de ajustarse el cinturón estaría prendido, sería difícil caminar y podrían caerse las bebidas.»
Los desvíos para evitar fuertes zonas de turbulencia extenderían los tiempos de viaje, elevando el consumo de combustible, las emisiones y los retrasos en los aeropuertos, lo que a la larga elevará los precios de los pasajes aéreos, agregó.
Los viajes aéreos son una de las principales fuentes de emisión de dióxido de carbono, pero los efectos del cambio climático en la turbulencias no habían sido estudiados antes.
LONDRES (Reuters)
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