El sobreviviente del Belgrano disertará en la Escuela Islas Malvinas
La Escuela Islas Malvinas ha organizado para el día 22 de abril a partir de las 15.30 hs, una conferencia donde disertara Juan Carlos Heinze, sobreviviente del Belgrano.
Heinze brindará una conferencia de “Vivencias” de antes, durante y después de la Guerra de Malvinas en 1982.
Todo el equipo de directivos, docentes y no docentes invitan a la conferencia a toda la sociedad sanrafaelina, un testimonio que no tiene nada superfluo y es apasionante para todos aquellos que aman Malvinas.
Un poco de historia…
EL HUNDIMIENTO DEL GENERAL BELGRANO
EL PRIMER CRIMEN DE LA GUERRA
«En el mar empezaba a asomar el mal tiempo y a las 16:25 ordené el abandono del buque. Más de 50 balsas comenzaron a desplazarse hacia el sur empujadas por el viento. La temperatura del agua era de 2 o 3 grados, pero la sensación térmica era de unos 20 bajo cero. Aquellas en las que viajaban diez o más personas pudieron superar el trance, pero hubo balsas con tres o cuatro tripulantes que murieron congelados«.
(Del relato del comandante del crucero ARA General Belgrano, capitán de navío Héctor Elías Bonzo).
Domingo 2 de mayo. El ARA General Belgrano navega al este de la Isla de los Estados y a 36 millas de la zona de exclusión. A las cuatro de la tarde se escucha una explosión, y minutos más tarde otra. El crucero argentino es alcanzado por dos torpedos disparados por el submarino británico HMS Conqueror. Lleva 1.093 tripulantes. La tormenta azota. El fuego quema. Los hombres se arrojan a las balsas. Algunos caen al mar y nadan, empetrolados y soportando el frío del agua, hasta algún bote salvavidas. Todos reman desesperados con sus manos para evitar que el hundimiento del barco los chupe al fondo del océano. A las cinco de la tarde el Belgrano escora 90 grados y se da vuelta lentamente: está herido de muerte y se hunde. 323 hombres mueren en este primer crimen de guerra en el Atlántico Sur. Desde las balsas, abrazados para darse calor, los sobrevivientes entonan el Himno Nacional.
Juan Carlos Heinze es hoy un sobreviviente del Belgrano. Para él pasó el tiempo, pero la memoria continúa. Y recuerda así aquel trágico domingo 2 de mayo de 1982. «Tenía 18 años y estaba haciendo la conscripción en Marina. Cuando ocurrió el ataque, todo fue muy rápido, en media ahora murieron todos mis amigos. El torpedo destruyó la proa del buque y 250 personas murieron en el acto. En pocos minutos el barco comenzó a acostarse y todos corrimos hacia las balsas. Había visto imágenes como esta en las películas, pero nunca pensé en vivirlas. Todo lo aprendido se había acabado: estaba en el baile y tenía que bailar. Me subí a una balsa como pude. Estuvimos a la deriva durante 44 horas. Había olas gigantes, como si departamentos de dos pisos se nos cayeran encima. Murieron 23 de los 770 que llegamos a las balsas. Nos rescató el Bahía Paraíso. Al volver a Buenos Aires vimos las lágrimas de más de 300 familias que jamás pudieron reencontrarse con sus hijos«.
Heinze volvió a la vida civil con el cuerpo lastimado por esquirlas y una artritis reumatoidea a raíz del frío que sufrió durante el hundimiento del Belgrano. Fue cadete, hizo trabajos administrativos y changas, hasta que en el 94 se incorporó a la División de Veteranos de Guerra de la Marina. «Mi vida cambió: dejé el bastón que usaba y comencé a mejorar. Ayudamos a los familiares de los caídos en combate. A veces un padre viene a tomar un café, me acaricia el pelo, y se pone a llorar: ve en mí al hijo que no volvió. Y uno le cuenta dónde estuvieron sus hijos, con quiénes hablaron y qué hicieron en sus últimos momentos. Esto no les quita la tristeza, pero les alivia saber cómo murieron. Estas son las medallas que me gusta llevar: las que deja la parte humana«.
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