Casi en silencio, desde hace varias semanas Carrefour, Cencosud (Jumbo y Disco) y Walmart están hablando con el secretario de Comercio Interior sobre la forma de garantizar la rentabiliadd de los privados, sosteniendo el congelamiento. La primera medida concreta en este sentido fue la prohibición de emitir publicidad en los medios gráficos. La segunda fue el lanzamiento de la tarjeta de crédito morenista para presionar, lo que finalmente se logró, una reducción en las comisiones que cobran las tarjetas privadas del 3 al 1%. La tercera es la posibilidad de que se les permita introducir productos importados premium por fuera del acuerdo de precios. Moreno la avaló, siempre que se trate de un porcentaje mínimo de la oferta de productos y que se concentre en productos de alimentos y bebidas que compitan con los grandes actores nacionales fabricantes de esos rubros. Los precios de estos importados están liberados y el único techo que hoy tienen es el que los clientes están dispuestos a pagar por ellos. Hace un año y medio habían sido, precisamente, la primera mercadería que Moreno había prohibido entrar al país.
Sin embargo, ahora la situación cambió, y los súper e hipermercados de controlados y casi enemigos de la estabilidad de precios pasaron a ser los grandes aliados del megasecretario en la política de sostener el congelamiento de precios; a esta altura la estrategia más visible del Gobierno para combatir la inflación, al menos hasta octubre. Fue una de las tres empresas extranjeras la que le llevó la idea a Moreno, quien luego de una primera negativa, finalmente terminó convencido. Mucha de la mercadería que se liberó estaba en los puertos desde hacía tiempo, a la espera de la venia morenista. El secretario dio el visto bueno bajo la promesa de que se comercialicen estos productos con mesura y prudencia. Y para que sirvan, mientras tanto, como espada de Damocles a los fabricantes locales de alimentos y bebidas, de modo que éstos respeten el tope de precios bajo la amenaza de que los importados que ofrecen los supermercados e hipermercados desde hace unos días, y que por ahora se concentran en productos algo premium, podrán tener aún más presencia y avanzar sobre bienes de consumo masivo.
De hecho, la semana pasada, fue la propia Cristina de Kirchner la que adelantó la posibilidad de una apertura importante para las importaciones de alimentos y bebidas como disciplinador y ayuda para contener los precios y asegurar la continuidad del congelamiento, al menos hasta octubre.
Los productos importados que ya están en las góndolas son básicamente lácteos (principalmente quesos especiales), embutidos, fideos, galletitas, sopas, aderezos, conservas, productos de snack, enlatados, vinos, cervezas, gaseosas y espumantes. Todos tienen por ahora precios más altos que los nacionales, con diferencias de entre 10 y 20% en sus similares. Otros, directamente no tienen competidor local. Para Moreno es una avanzada sobre lo que está dispuesto a hacer. En próximas liberalizaciones de importaciones podría avanzar en arroces, azucar, aguas minerales y productos de mediano valor.
Mientras tanto, todas las energías oficiales están concentradas en la salida rápida, aunque sea defectuosa, de la Supercard. Cierta desilusión, con todo lo que eso conlleva teniendo en cuenta el temperamento fácilmente explosivo de Moreno, causó en la secretaría de Comercio que no se haya podido implementar este fin de semana. El funcionario quería que para hoy ya los clientes que tenían tarjetas de los súper e hipermercados pudieran aunque sea de una manera virtual utilizar la nueva tarjeta con la posibilidad de pagar en cuotas a menos de 22% anual. No pudo ser. Para peor los privados aún no pueden darle una fecha exacta del comienzo del programa y dudan de que se pueda lanzar de manera virtual. Esto es, sin el plástico y unicamente con el nombre y el DNI de los clientes que ya tienen la tarjeta propia del supermercado. Según el último dato que los privados le enviaron a Moreno, para poder tener una precisión sobre el día en que pueda comenzar el sistema, habrá que esperar hasta el próximo viernes.
Lo que sí pudo garantizar Moreno es que en este megaferiado de seis días no se hayan producido faltantes importantes de mercadería en los supermercados, tal como se había observado en los días festivos de Carnaval. Ese fin de semana largo en el que debutaba el congelamiento morenista se registraron importantes faltas de yerba mate, azúcar, fideos, gaseosas, harinas y aceites; situación que derivó en una antológica y por momentos violenta reacción verbal del funcionario sobre los propietarios de los supermercados. Estos luego culparon a los productores, que fueron los que finalmente desfilaron por el despacho del secretario de Comercio Interior para su disciplinamiento. Finalmente, durante estos días de minivacaciones, no se registran faltantes de importancia en las góndolas de los super e hipermercados.
Una polémica que comenzará a crecer en los próximos días; es la por ahora leve, pero con promesa de volverse seria, oposición de los pequeños y medianos comercios al sistema de la tarjeta subsidiada para sostener el congelamiento de precios. Según voceros del sector, el temor es que este esquema de compras termine por concentrar aún más las ventas en los super e hipermercados, bajo los intereses más provechosos, en detrimento de los locales de barrio y calles comerciales de la Capital Federal y el Conurbano bonaerense.
El sistema morenista también logró una división en la representatividad de un eslabón clave en el éxito del plan: los supermercados chinos. Ya hay dos cámaras diferentes, la Cámara Empresarial de Supermercados Chinos, que maneja Yolanda Durán, y la tradicional Federación de Supermercados Chinos, de Miguel Calvete.
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