Falsedades
-El apocalipsis nuclear:
El gobierno norcoreano amenaza casi a diario con lanzar un ataque nuclear sobre EEUU. ¿El problema? Carece de la tecnología para llevarlo a cabo. El más potente de sus misiles, el Taepodong-2, tiene un alcance máximo de 6.000 kilómetros, suficiente para llegar a duras penas a Alaska. Los ingenieros comunistas tampoco han logrado incorporar cabezas nucleares a sus cohetes. Utilizar bombas atómicas contra Corea del Sur sería dispararse en el pie: menos de 200 kilómetros separan Pyongyang de Seúl.
-Sus líderes están locos:
La imagen de un líder irracional con el dedo en el botón nuclear resume muchos de los análisis sobre los dirigentes norcoreanos. Pero las decisiones del fallecido Kim Jong-il o ahora de su hijo Kim Jong- un siempre han seguido una estrategia que les ha reportado beneficios, ayuda exterior y una posición de fuerza a la hora de negociar. Manejan a la perfección el arte de la tensión en la península coreana, aumentándola y reduciéndola en función de los intereses del momento.
-El soldado español de Pyongyang:
No hay crisis en la península norcoreana que no devuelva a la actualidad a Alejandro Cao de Benós, el español que supuestamente representa al gobierno norcoreano en el exterior. La realidad es que el farsante de Pyongyang no tiene acceso al liderazgo norcoreano y ostenta un cargo meramente simbólico que utiliza para hacer negocios que incluyen la organización de viajes y la venta online de productos norcoreanos. Su conocimiento sobre los entresijos de poder en Pyongyang se resume en una anécdota: cuando este periódico publicó en 2010 que Kim Jong-un sucedería a su padre, Cao de Benós envió una carta a todos los medios desmintiendo no solo la sucesión, sino que el hijo de Kim Jong-il existiera.
-El bastión comunista:
Corea del Norte tiene una legión de fans en Occidente, la mayoría convencidos de que el país es el último rincón donde se aplica un comunismo puro. La realidad es que el país está controlado por una elite que vive rodeada de los mismos lujos que prohíbe a sus ciudadanos. La ideología marxista es secundaria en un sistema que combina dinastía hereditaria, ultranacionalismo y tintes fascistas que incluyen conceptos como la pureza y superioridad de la raza coreana.
Verdades
-La guerra:
Que no exista peligro de enfrentamiento nuclear no quiere decir que Pyongyang no tenga la capacidad de crear un conflicto de consecuencias imprevisibles. Sus misiles pueden golpear Tokio y Seúl en minutos, forzando una intervención de EEUU. China, el gran aliado norcoreano, se vería obligada a defender a Pyongyang, como ya hizo en la Guerra de Corea (1950-1953). El conflicto comenzó con la invasión de Corea del Sur por tropas norcoreanas y terminó con un empate: las fronteras quedaron como estaban. Pyongyang no ha renunciado a unificar la península por la fuerza, pero es improbable que lo intente.
-El país más hermético:
Aunque en los últimos años se han producido ligeros cambios, Corea del Norte sigue siendo el país más hermético del mundo. La tímida apertura económica, la llegada de teléfonos móviles o el aumento de la oferta de entretenimiento en la capital no han cambiado la naturaleza totalitaria del régimen. Sus ciudadanos no pueden salir del país libremente y todos los aspectos de su vida están controlados: dónde viven, en qué trabajan e incluso qué corte de pelo llevan. La más mínima desviación se paga con la cárcel.
-Los gulags:
Los testimonios de ex presos, desertores y antiguos funcionarios de prisiones confirman que Corea del Norte mantiene una red de gulags, donde podrían estar encerradas hasta 200.000 personas. Pyongyang aplica un concepto de represión conocido como ‘responsabilidad compartida’: se encarcela no solo a la persona acusada de disentir, sino a sus familiares y amigos. La mayor prisión política del país, conocida como Campamento 22, tiene cerca de 50.000 internos. La abrumadora evidencia de su existencia ha llevado a Naciones Unidas a iniciar una investigación.
-Hambruna:
Corea del Norte ha logrado desarrollar armas nucleares, pero tiene dificultades para alimentar a su población. Lo peor de la hambruna que en los años 90 mató a cientos de miles de personas ha pasado, pero se siguen produciendo crisis alimentarias en zonas concretas del país. La mayoría de los recursos nacionales son desviados a las fuerzas armadas dentro de la política conocida como ‘el Ejército primero’.
David Jiménez (Enviado Especial) | Seúl
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