La conclusión deriva del poderío de unos y otros en las distintas regiones de la provincia.

El panorama está muy claro para todos: el primer distrito es dominado por La Corriente de Carlos Ciurca, gracias al control que este sector ejerce en Guaymallén y Las Heras, especialmente.

En el segundo distrito, en cambio predominan los azules de Juan Carlos Mazzón, ya que los dos principales departamentos, San Martín y Maipú, están gobernador por ellos.

El cuarto, en tanto, marca la supremacía de Integración Peronista, agrupación que tiene al frente a los hermanos Félix, de San Rafael. El intendente de Malargüe, Juan Agulles, está en ese mismo grupo y Juan Carlos de Paolo, un aliado de los azules, maneja General Alvear.

Pero a diferencia de los anteriores, en el tercero, el control absoluto no lo tiene nadie. La conclusión de este diagnóstico es, por lo tanto, que los peronistas resolverían la mayoría de las candidaturas a diputados y senadores provinciales por acuerdo, salvo la zona donde no manda nadie: allí habrá más de una lista, y por lo tanto, elecciones para definir quién se impone.

Señales. No es casual que la interna del PJ haya explotado en Tunuyán. El departamento es el emblema en el tercer distrito del poder de los azules. Allí fue durante el verano el movedizo Carlos Ciurca a ensayar un intento de  «colonización» en nombre de La Corriente, lo que generó una queja pública y ruidosa de Patricia Fadel, una de las delegadas principales de Mazzón en Mendoza.

El equivalente a Tunuyán en el distrito, pero a favor de La Corriente, es Luján, cuyo intendente, Carlos López Puelles, fue subido por Ciurca al escenario del acto que hizo La Corriente hace 10 días en Andes Talleres. Eso tampoco fue casual.

El último departamento con mando justicialista de la zona es Tupungato, a cargo del escurridizo Joaquín Rodríguez. El intendente trata de mantenerse ajeno a la interna, pero juega en la estructura del tercero en discordia: Integración Peronista.

En los dos departamentos donde el PJ no gobierna también hay presencia de la gente de Ciurca, quien tiene fuertes vínculos con el intendente demócrata de San Carlos, Jorge Difonso; y que trabaja intensamente en Godoy Cruz (hoy, bajo el mando del presidente de la UCR, Alfredo Cornejo).

Pero todo esto no alcanza para fijar la supremacía de ningún grupo interno sobre los otros de cara a la elección. Por lo tanto, muchos creen que los tres sectores podrían ir a las urnas para dirimir la disputa.

Salvo que, como anhelan algunos actores, los intendentes del PJ en el tercer distrito se subordinen al pedido de paz de Paco Pérez y fuercen un arreglo de candidaturas para que no haya interna.

Predominio y «concesiones». En el lenguaje de la pelea interna, controlar un distrito se traduce en la autoridad que tiene un sector para imponer los dos primeros puestos de la lista de candidatos a diputados y senadores provinciales.

Siempre en el marco de un acuerdo, desde el tercer candidato en adelante, predominan las «concesiones». Estos gestos pueden favorecer con puestos en la lista a los rivales o beneficiar a los dirigentes de los departamentos más chicos del distrito.

Un ejemplo de esto último es Lavalle, departamento del primer distrito que depende de la solidaridad de los dirigentes de los departamentos más grandes para introducir candidatos.

Ir a la interna, en cambio, representa un fuerte desafío para todos, ya que los lugares en la lista definitiva del PJ se definen por el sistema D´Hont después de la elección. Este sistema evita que el ganador se quede con todo y el perdedor con las manos vacías, salvo que la diferencia de votos entre uno y otro sea abrumadora.

Gracias a la metodología D´Hont, los grupos internos habitualmente terminan intercalando posiciones en la lista, ya que el ganador debe obtener una gran cantidad de votos para poder quedarse al menos con los dos primeros cargos: 67 por ciento del total.

Por: Juan Carlos Albornoz juan.albornoz@elsol.com.ar