- Acusan a Japón de devaluar su moneda para mejorar las exportaciones
- La subida del euro frente al dólar y al yen puede perjudicar a la UE
- El G20 no tomará medidas concretas en su cumbre, según los expertos
No es un tema que esté teniendo un fuerte eco en España, donde con una cifra de casi seis millones de parados hay otras preocupaciones en las que detenerse, pero en los mandatarios económicos de los grandes países llevan semanas contestando a preguntas sobre la llamada ‘guerra de divisas’.
Las principales miradas se dirigen hacia Japón -aunque también Estados Unidos-, que se ha recibido las críticas de varios países por su política monetaria expansiva, que tienen el objetivo de devaluar su moneda, el yen, para aumentar las exportaciones y contrarrestar la deflación. El asunto será uno de los principales a tratar en la reunión en Moscú del G20, el grupo de países más importantes del mundo según su peso económico.
«No sé si puede calificar o no de ‘guerra’, pero lo que está claro es que países como Estados Unidos o Japón están tomando medidas, principalmente en el ámbito de la política monetaria, que provocan que sus monedas se deprecien, y en ese entorno se sienten muy cómodos porque ven cómo sus exportaciones pueden aumentar«, explica Juan Carlos Martínez Lázaro, economista de IE Business School. «Creo que es exagerado hablar de ‘guerra’, aunque todas las exageraciones tienen un fondo de verdad», asegura, por su parte, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España.
‘La mayoría de países del mundo han comprendido que una de las claves del crecimiento futuro es con exportaciones’
«La llamada ‘guerra de divisas’ tiene mucho más de movimiento defensivo que de una agresión. La mayoría de países del mundo han comprendido que una de las claves del crecimiento futuro es con exportaciones, tratando de conectar con los consumidores de países emergentes. Los bancos centrales tratan de devaluar sus divisas para fortalecer sus exportaciones pero el resto de países reaccionan y hacen lo propio», asegura Daniel Pingarrón, estratega de Mercados de IG.
Desde noviembre pasado el yen japonés se ha depreciado un 25% y un 17% en relación con el euro y el dólar, respectivamente. Mientras, el euro alcanzó el viernes de la semana pasada los 1,37 dólares, el nivel más alto desde noviembre de 2011, aunque en los últimos días ha bajado hasta los 1,33 dólares debido a los malos datos sobre la recuperación de la economía conocidos esta semana. Desde verano, el euro se ha apreciado un 10% frente al dólar.
El riesgo europeo
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, cree que la subida de la moneda europea es una señal de que la confianza de los mercados vuelve a la zona euro aunque el presidente francés, François Hollande, y el ministro de Finanzas alemán. Wolfgang Schäuble, han advertido de los riesgos económicos de un euro alto.
La apreciación del euro puede perjudicar a las exportaciones europeas y, en consecuencia, a la posible recuperación de la economía del Viejo Continente, que aún sigue en recesión. «No queremos intervenciones estatales en el tipo de cambio, sino que queremos un tipo de cambio guiado por el mercado», dijo Schaüble antes de viajar a Moscú para la cumbre del G20.
«Lamentablemente el potencial coste de la subida del euro es desigual entre países. Es mayor en los periféricos [como España o Italia], cuyas ventas están más expuestas a los precios… Pero en los niveles actuales es un problema asumible si la contrapartida es que se mantenga la mejora de financiación que hemos visto en los últimos meses», explica José Luis Martínez Campuzano, de Citi.
‘Es una complicación porque el sector exterior puede ser un importante balón de oxígeno en la UE’
«Más que una amenaza, es una complicación, porque hoy en día con una eurozona en recesión, el sector exterior puede ser un importante balón de oxígeno para muchas economías europeas», afirma Martínez Lázaro, de IE Business School. «Pese a la apreciación del euro, la eurozona ha tenido un superávit comercial superior a los 80.000 millones de euros en 2012 y España ha visto cómo sus exportaciones fuera de Europa han crecido a ritmos de dos dígitos durante el pasado año, lo que pone de relieve los esfuerzos que se están haciendo en la eurozona para mejorar la competitividad», agrega el economista.
«El único gran banco que no sigue esta línea de devaluación es el BCE. Resulta chocante que Alemania, uno de los países en los que la exportación representa una mayor parte de su PIB, sea quien más se opone a una devaluación del euro, por el riesgo de inflación que entienden que eso supone», afirma, por su parte, Pingarrón, de IG.
El G20 se niega a participar
Tal y como vaticinaban los expertos, no ha habido grandes avances en la cumbre del G20, más allá de palabras de buenas intenciones.
‘EEUU y Japón van a seguir mirando para otro lado si sus monedas continúan debilitándose’
Los ministros de Finanzas y los jefes de los bancos centrales del G20 se limitaron a expresar su rechazo a participar en «guerras de divisas», ya que repercuten negativamente en la estabilidad económica y financiera «Nos abstendremos de devaluaciones competitivas de divisas», se afirma en el comunicado final de la reunión ministerial, informa Efe.
Los ministros destacaron que «la excesiva volatilidad de los flujos financieros y la desordenada dinámica de las paridades de cambio tienen consecuencias negativas sobre la estabilidad económica y financiera». «No vamos a orientar nuestros tipos de cambio hacia la competencia, vamos abstenernos de todas las formas de proteccionismo y mantendremos abiertos nuestros mercados», reza el documento.
Antes de la reunión, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, y el secretario general de la OCDE,José Ángel Gurría, negaron la misma existencia de una ‘guerra de divisas’ mientras que el ministro japonés refutó las acusaciones de sus socios.
No ha habido una desaprobación explícita de la política japonesa en el texto final de la cumbre, sino más bien una afirmación genérica de que debe ser el mercado quien rija los cambios.
«Estados Unidos y Japón van a seguir mirando para otro lado si sus monedas continúan debilitándose en los próximos meses», afirma Martínez Lázaro. Pingarrón explica que «no parece que los bancos centrales vayan a detener estas prácticas, pese a las recomendaciones por parte del G7 de esta semana. Cada banco es soberano y sigue las políticas que considera«.
Jose A. Navas | Madrid
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