Una revisión exhaustiva de los controvertidos programas de Washington para la democracia en Cuba dio a la Agencia de Desarrollo Internacional de EEUU (USAID) una nota de aprobado, pero señaló que el Departamento de Estado debe mejorar sus vínculos con los grupos que implementan los programas.
El informe de la Oficina de Fiscalización Gubernamental (GAO, por su nombre en inglés), dado a conocer el jueves, contrastó fuertemente con los informes de la GAO en el 2006 y el 2008 que listaron numerosos problemas en los programas, incluyendo la compra de Nintendo Game Boys y chocolates Godiva con fondos federales.
El nuevo informe “viene a confirmar que nuestros programas por la democracia en Cuba son comparables con lo que nosotros y otros donantes hacen para apoyar a las personas en sociedades represivas por todo el mundo”, declaró Mark Lopes, director de la sección de América Latina y el Caribe de USAID.
El secretario de Estado John Kerry, entonces presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, ordenó esta revisión de la GAO en septiembre del 2011 cuando funcionarios de la comisión se quejaban de que los programas eran ineficaces y solamente provocaban a las autoridades cubanas.
Cuba ha hecho ilegal toda cooperación con los programas “subversivos”. El subcontratista de USAID Alan Gross está cumpliendo una condena de 15 años en La Habana por llevar sofisticados equipos de comunicación a las comunidades judías de Cuba.
El Congreso ha consignado más de $205 millones desde 1996 — en su mayor parte después del 2004— para los programas de Cuba, diseñados oficialmente para apoyar a sectores no gubernamentales, incluyendo a disidentes, mujeres y jóvenes, y promover la libertad de información.
El informe de 58 páginas de la GAO, el principal organismo de control interno del gobierno, luego de una auditoría de 15 meses no tuvo recomendación alguna que hacer —una rareza— a USAID, que ha manejado la mayor parte de los fondos para los programas para Cuba.
USAID impartió orientaciones adecuadas a los grupos que son contratados para llevar a cabo los programas, se mantuvo informada de los subcontratistas y contrató a un auditor independiente para asegurar que los fondos se usarían para el debido propósito y de acuerdo con las leyes federales, señaló la GAO.
“Contamos con una transparencia y supervisión financiera incrementadas, y estamos complacidos de que la GAO haya reconocido eso”, indicó Lopes a El Nuevo Herald por teléfono desde Washington.
Tracey Eaton, quien ha publicado miles de páginas sobre los programas en su página de Cuba Money Project, afirmó que pidió a USAID una copia de la auditoría independiente y sólo recibió unas 10 páginas con la mayoría de las conclusiones y recomendaciones cubiertas de tachaduras.
José Cárdenas, ex funcionario de USAID para América Latina en la administración de George W. Bush, aseguró que los problemas anteriores con los programas de Cuba provinieron en parte del súbito aumento de los fondos en el 2004.
“En los viejos tiempos, cuando se trataba de un programa más pequeño, se administraba (…) sin muchos controles y con mucha fe en los beneficiarios”, escribió en un correo electrónico a El Nuevo Herald. Ahora “hay más dinero y, por supuesto, más escrutinio. Pero este informe demuestra que los controles se han puesto al día”.
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