San Rafael, Mendoza viernes 29 de marzo de 2024

Pedro Almodóvar: «En la pintura dejo de ser el puto amo que soy en el cine»

Pedro Almodóvar se convierte en artista plástico de la mano del pintor Jorge Galindo y juntos presentan 40 obras de gran formato en La Principal de Tabacalera con ‘Flores’ como título y argumento

No queda claro qué fue antes, si las flores o las flores. Jorge Galindo, pintor, lleva tiempo recogiendo de debajo de los puentes, en las fronteras de las ciudades, esas extrañas plantas de papel que como hongos surgen de las paredes. Hablamos de los carteles que, uno sobre otro, anuncian circos ambulantes, fiestas nocturnas, descuentos imposibles, promesas electorales y, quién sabe, paraísos necesarios. Él lo llama «flores de periferia» que captura de noche, y sobre ellas pinta. Pedro Almodóvar, cineasta, hace no tanto se empeña en imaginarse quizá como fotógrafo y dispara su cámara contra jarrones llenos de, otra vez, flores. Los dos se vieron hace tiempo. El segundo, coleccionista, presume de poseer varias de esas obras extrañas, urbanas y enfermas de sueños que caza el primero. Con el pasar de los años, llegaron a trabajar juntos en Dolor y gloriaEl pintor es el autor del retrato que el personaje del albañil hace del niño (que no es otro que el propio Almodóvar) mientras este último lee. Al final de la película, el dibujo realizado sobre la piel de un saco de cemento será la clave de casi todo. Será la flor del más íntimo de los secretos.

Pues bien, ahora los dos son uno y 40 flores a la vez que desde ahora mismo se pueden contemplar La Principal de Tabacalera del 22 de noviembre al 26 de enero de 2020. «Nuestra relación», puntualiza Galindo, «no es la de un profesor y un alumno, sino la de creador y creador». Almodóvar, al lado, le corrige: «Con la edad, ya no soy tan inconsciente. Y sí me he fijado mucho en lo que hacía él». Aún conserva el cineasta las zapatillas manchadas de pintura. Quién sabe si es para dar fe de que trabajar trabajó y pintar pintó. Un vídeo en una de las salas lo deja del todo claro. Allí se les ve pelearse con un lienzo enorme. Uno a un lado y el otro al otro. Cada uno con su pincel (o brocha) y su pasión. Los dos dentro del propio cuadro. En total es casi medio centenar de obras. Son reproducciones descomunales de las fotos del director modificadas, intervenidas y hasta ultrajadas. El color explota.

Una de las obras de la exposición ‘Flores’.EFE

«Es lo más cerca que he estado en mi vida de reciclarme o reinventarme. Ha sido un ejercicio liberador; he hecho justo lo contrario de lo que hago cuando ruedo. Ahí, como director, soy el puto amo. Pintando me siento y me reconozco mucho más dócil. En el cine necesito tenerlo todo controlado. Sobre el lienzo, me dejo llevar. No sé si esta experiencia va a provocar que mi cine sea mejor, pero si algo he sentido es gozo». Y al llegar a esta palabra, salta Galindo. Porque para él el arte, así en general, es ser feliz y pintar, puro ejercicio de placer. «Si te acercas a los cuadros ves perfectamente la jugosidad de la pintura. Eso es lo que cuenta: que lo hemos pasado bien».

Almodóvar reconoce -él que siempre ha llenado su cine de colores (especialmente el rojo)- que de la mano de estos cuadros ha descubierto la virtud del blanco. Y Galindo insiste en que merced a este experimento (eso es) ha redescubierto un gesto primigenio gracias a Pedro que «existe en la pintura desde el tiempo de las cavernas». Corre el turno. «Siempre sueñas con volver a hacer la primera película. Deseas de forma algo ingenua recuperar esa frescura que el oficio te va quitando. Lo más cerca que he estado de eso es ahora. La reinvención y el debut son absolutos. En el cine ves lo que has hecho un año después. Aquí lo ves inmediatamente. Y eso es…». Y en los puntos suspensivos deja la claridad del entusiasmo.

– Insisten en la sensación de libertad. ¿Creen que es ahora, con el auge de los extremismos, cuando la libertad es más reivindicable que nunca?

– Todas mis películas son políticas. Mis personajes, independientemente de todo, gozan de absoluta autonomía moral. Y eso es necesario. Antes y ahora.

Sea como sea, quedan las flores. Rotas, enormes, improvisadas y felices. Flores antes de las flores.

Fuente:https://www.elmundo.es/cultura/cine/2019/11/22/5dd6f74421efa0274a8b463d.html

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