La noticia se conoció ayer: una plataforma online de venta de medicamentos, que operaba bajo el nombre de Goldpharma, comercializaba medicamentos -algunos truchos, otros no- ilegalmente por todo el mundo. Los presuntos ideólogos y responsables de este escándalo farmacéutico son un grupo de argentinos, que adquirían sus mercancías en laboratorios de Rumania e India.

La causa iniciada en 2017 y en la que intervino la DEA, dio cuenta de la comercialización de diferentes tipos de drogas farmacéuticas tales como oxicodona, hidrocodona, codeína, tapentadol, metilfenidato, tramadol, alprazolam, carisoprodol, zolpiden y diazepam, tranquilizantes y analgésicos.

Según cifras de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), el 15% de la población de entre 12 y 65 años consume psicofármacos con o sin prescripción médica. Esto es, casi tres millones de argentinos. Y la proporción fue mayor en las mujeres que en los varones.

De entre los datos que destaca el informe del Observatorio de Drogas, se desprende, además, que un tercio de las mujeres argentinas toma algún tipo de psicofármaco y que el consumo de Clonazepam alcanza el 55,6%, lo que lo convierte en el «más elegido». Asimismo, en el país se venden más de un millón de comprimidos de psicofármacos por día. Y entre quienes refirieron haber consumido estimulantes o tranquilizantes alguna vez en la vida, los fármacos referidos en mayor medida fueron los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.

Para el médico toxicólogo Carlos Damin, esos datos «señalan que algo hay que hacer» y son indicadores de que «los psicofármacos son la puerta de entrada y facilitan el consumo de otras sustancias». «Si los jóvenes ven que sus padres se automedican y que en sus casas se consumen pastillas para dormir, se fuma, se toma alcohol, ¿por qué no podrían ellos tomar otras cosas?», reflexionó el presidente de Fundartox y jefe de Toxicología del Hospital Fernández, en diálogo con Infobae.

«Dentro de los psicofármacos que no se prescriben, el de más alto consumo es Clonazepam, seguido por el Alprazolam (30,2%) y es lo que nosotros llamamos ‘auto prescriscripcion'», detalló Damin, quien remarcó que la manera en que esas sustancias son adquiridas es de mano de conocidos, familiares o amigos.

Consultado sobre por qué cree que las mujeres son las que más consumen este tipo de medicamentos, el especialista diferenció que «los varones consumen más alcohol, sustancias como marihuana, mientras que las mujeres más psicofármacos».

La amenaza invisible presente en los alimentos

Durante las 52 semanas de 2018, se notificaron 49 brotes en total, entre los que predominaron aquellos de origen infeccioso transmitido por alimentos (triquinosis, salmonelosis, shigellosis, brucelosis, etc.), según informó la Secretaría de Salud de la Nación en la edición ampliada del Boletín Integrado de Vigilancia (BIV).

(Getty Images)

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Es la primera vez que uno de esos informes destaca el impacto en salud pública de la contaminación alimentaria. Y esto aunque especialistas coinciden en que aún es alto el subregistro y la mayoría de los estudios de campo no logran dar con el origen ni el microorganismo causante.

Consultada por Infobae, la licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Magister Internacional en Tecnología Alimentaria Susana Caruso señaló que existen tres tipos de enfermedades de transmisión alimentaria (ETA): «Hablamos de infección cuando un microorganismo patógeno presente en el alimento, se introduce en el hombre, libera una toxina y provoca una enfermedad. Y la toxi-infección es una enfermedad que resulta de la ingestión de alimentos con una cierta cantidad de microorganismos causantes de enfermedades, los cuales son capaces de producir o liberar toxinas una vez que son ingeridos».

Sobre cuáles son las enfermedades de transmisión alimentaria más comunes, advirtió que en la provincia de Buenos Aires, «el síndrome urémico hemolítico ya adquirió carácter de endémico; no se está pudiendo erradicar y la mayoría de los casos provienen sobre todo de alimentos de origen animal».

(iStock)

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«Otras de las más comunes son las causadas por bacterias de origen intestinal, como la salmonella -descató-. El año pasado hubo algunos casos de botulismo, que es una enfermedad poco frecuente pero con alto índice de mortalidad».

Para ella, «el problema más serio es la profilaxis». «Donde radica principalmente el problema de contaminación es el los operadores (tanto en los alimentos procesados como en los no procesados hay personas que intervienen en su producción)». «En casa también se puede contaminar alimentos a través de contaminación cruzada», agregó.

«En el Código Alimentario Argentino consta que todos los partícipes de la producción de alimentos tienen que estar capacitados en la correcta manipulación y por otro lado la población debería estar más informada», sostuvo Caruso.

En la misma línea, la ingeniera Norma Vázquez, gerente de Gestión de Calidad de Laboratorios Amerex resaltó que «lo más importante de esto es la capacitación, si bien es obligatorio hacer el curso ‘Manipuladores de alimentos’ para todos los que manejan alimentos o insumos para alimentos, no creo que todos lo hagan fundamentalmente por falta de control». Para ella, «debería ser obligatorio para toda la población el curso se trata de buenas prácticas para minimizar los riesgos». «Las buenas prácticas deberían aplicarla todos los que participan en cada una de las etapas de la cadena alimentaria desde el agro, transporte, elaboración, almacenamiento, exhibición y manipulación en el hogar. Dependiendo del tipo de alimento será la etapa de más riesgo, pero riegos hay en todas las etapas de la cadena alimentaria».

Todo empieza en casa

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Acerca de los malos hábitos en la manipulación de los alimentos provocan enfermedades, Caruso mencionó que «la contaminación cruzada por utilizar, por ejemplo, la misma tabla para cortar carne y verduras sigue siendo uno de los principales». Y enumeró: «Además, cómo disponer los alimentos en la heladera (no darle la correcta refrigeración o ubicar alimentos crudos arriba y cocidos, lo cual puede contaminar por goteo), descongelar alimentos fuera de la heladera a temperatura ambiente, o volver a freezar una vez descongelado sin haber cambiado el estado son algunos de los errores más comunes».

Otro punto a tener en cuenta es la temperatura de cocción. «En carne picada, por ejemplo, el producto que se elabore no tiene que tener color rosado en el interior, lo cual garantiza que el punto interno llegó a la temperatura adecuada el tiempo adecuado», explicó Caruso, al tiempo que recordó la recomendación de «lavar con vinagre las verduras crudas antes de que ingresen a la heladera».

A lo que Vázquez agregó: «Los malos hábitos más habituales son la falta de lavado de manos, no cocinar totalmente las carnes o huevos, mantener por más de dos horas a temperatura ambiente alimentos ya cocidos, almacenar juntos alimentos crudos y cocidos, y muchas otras que justamente se aprenden en un curso de uno o dos días». «El lavado de manos es imprescindible siempre después de ir al baño, pero también en distintas etapas del proceso de elaboración: si se manipulan alimentos crudos, antes de manipular alimentos cocidos y listos para consumir es necesario el lavado de manos y de todos los utensilios que se utilizaron, esto para evitar la contaminación cruzada».

Fuente:https://www.infobae.com/salud/2019/03/15/alimentos-inseguros-y-automedicacion-las-nuevas-causas-que-enferman-a-los-argentinos/