San Rafael, Mendoza jueves 28 de marzo de 2024

Boca-River: 5 claves que explican por qué puede ser la final más grande de la historia

Cuesta encontrar un partido que despierte semejante interés y con un premio tan grande en juego. Los gigantes argentinos chocarán ante la mirada del mundo. Y es sólo el primer capítulo.

Los hinchas de otros equipos no lo aceptarán. Insistirán (y rezongarán), con nostalgia, que los partidos más trascendentes de la historia fueron y serán otros. El hincha de Independiente dirá que no hay nada que emparde la final contra Talleres del Nacional 77. Los de Racing recordarán el partido del zapatazo del Chango Cárdenas contra el Celtic.

Y los de San Lorenzo redoblarán la apuesta y hablarán de la final contra Nacional de Paraguay que les valió la Libertadores. Y la lista sigue con todos los que no son de Boca o de River. Pero, seguro, hoy, desde las 17 (Fox Sports) todos ellos se sentarán frente al televisor y mirarán el partido. Es el que nadie se quiere perder. Hasta hoy se jugaron 246 Superclásicos. Y ninguno fue tan trascendente como estos dos duelos que se jugarán en la Bombonera y en el Monumental para definir al campeón de América.

Se puede bucear por el historial, desde el duelo fundacional de 1913 entre dos equipos de barrio hasta el último cruce por la Superliga, y ninguno tuvo tanta relevancia. Finales mano a mano hubo dos. Y el Nacional 76, con el gol fantasma de Chapa Suñé, o la Supercopa Argentina, con las apariciones de Pity Martínez y Scocco, no le llegan a los talones. Atrás, muy atrás, casi como anécdotas, quedarán aquellos cuartos de final de la Libertadores 2000, con Palermo “en muletas” como muchachito de la película, y el de las semifinales de Libertadores 2004, el de la gallinita de Tevez y el Monumental silenciado. Y, sin dudas, también dejará relegados a aquel cruce de 2014, por las semifinales de la Sudamericana, con Barovero transformado en inmortal tras el penal atajado a Gigliotti, y al de los octavos de final de la Libertadores 2015, que terminó con River campeón luego del triste episodio del gas pimienta. Pase lo que pase, no hay equivalencias.

Será el partido más importante de la historia del fútbol argentino. El que más dinero pondrá en juego -el ganador embolsará unos 6 millones de dólares-. Y cuyo vencedor no sólo será el dueño de todas las sonrisas: en diciembre tendrá en el horizonte una posible final del Mundial de Clubes ante Real Madrid. Nada menos.

Este cruce inédito, que definirá al rey de América, será único. Irrepetible (porque además será la última final a dos partidos, ya que partir de 2019 se jugará mano a mano en una sede neutral -Santiago de Chile será la primera-). Y también el más trascendente de la historia del continente. No hubo en las 58 ediciones anteriores de la Copa Libertadores una final con tanta historia, rivalidad y morbo en juego. Será la tercera definición entre dos equipos de un mismo país. El privilegio, hasta ahora, lo habían tenido los brasileños. Pero San Pablo-Paranaense (2005) e Inter de Porto Alegre-San Pablo (2006), sin pica entre ellos, estuvieron muy lejos de despertar la pasión que puede generar este Superclásico por partida doble. Ni siquiera aquellos duelos épicos que tuvieron al Santos de Pelé y al guerrero Peñarol como protagonistas a principios de la década del 60. Son incomparables. El fútbol, claramente, no era la maquinaria súper profesional que es ahora. Y de ahí la diferencia.

Cuesta encontrar una rivalidad marcada entre otros dos clubes de un mismo país que tenga semejante repercusión global. La historia de la Champions League, con el poderío económico de los clubes europeos –en especial a partir de los 90-, presenta duelos mano a mano con las mejores figuras del planeta. Se pueden enfrentar el Barcelona de Lionel Messi y la Juventus de Cristiano Ronaldo y las cámaras estarán enfocadas en el duelo entre las súper mega estrellas y no en el enfrentamiento entre dos potencias del fútbol. Pasa a un segundo plano.

Un Boca-River, incluso dando la ventaja de que en ninguno de los dos equipos hay un jugador que sería titular indiscutido en los equipos top de las ligas top, tampoco tiene equivalencias. Pesa la marca. La chapa del duelo entre dos colosos que año tras año pugnan por ser los mejores. Sólo una final de Champions League entre Barcelona y Real Madrid podría estar a la altura. Pero nunca se dio. Y aun así habría que ver.

Se puede ir más lejos y tratar de encontrar un duelo entre selecciones que reúna tanta expectativa. Tratando de despojarse de una mirada que apunta al ombligo propio, ¿con qué se puede comparar este Boca-River/River-Boca? ¿Una final de Copa del Mundo con Argentina y Brasil como protagonistas? Puede ser. Pero nunca se jugaron un título mano a mano. ¿El Maracanazo? Adquirió valor histórico por lo que hicieron Obdulio Varela y los de adentro que no fueron de palo. Pero la expectativa estaba centrada en la coronación del dueño de de casa. ¿Inglaterra-Alemania 66? ¿Alemania y la Holanda de Cruyff 74? ¿Un Brasil-Alemania? Pasó hace poco, pero tampoco pasó demasiado en el lejano Mundial de Corea-Japón 2002. ¿Un Brasil-Italia? Se dio en México 70, con Pelé y su ballet, pero el mundo, todavía analógico y en blanco y negro, siguió girando. Entonces, vale aclarar, lo que ocurría en el mundo real no estaba tan potenciado, y exagerado, por la liviandad de las redes.

“Gallinas vs. Cerdos, Millonario vs. Masas, River Plate vs. Boca Juniors. El partido por el honor para ser el campeón de Sudamérica llevará esta rivalidad a otro nivel”, asegura el diario inglés Daily Mail. La revista especializada en fútbol Four Four Two no anduvo con rodeos: ”Es el clásico más brillante y atrevido de su tipo”. The Washington Post también juega a las comparaciones y no se circunscribe al mundo del fútbol. “Celtics vs. Lakers, Barcelona vs. Real Madrid e Inglaterra vs. Escocia. Es todo esto metido en un partido, y aún así no le estaríamos haciendo justicia”, remarca. En países más lejanos, incluso, están en vilo por las dos funciones. “El derbi argentino es uno de los más violentos y poderosos del mundo”, describe el diario Arrakmia de Túnez. “Es un clásico sísmico y de alto octanaje”, resume el sudafricano Sowetan Live. Y el SBS de Australia pinta la grandeza de este Superclásico: “Es el más grande del planeta. Llevan al deporte a otro nivel”.

Hasta los brasileños lo reconocen. “Los ex vecinos y ahora rivales forman una de las mayores rivalidades de América del Sur. Además del campo, peleas políticas y el descenso marcan el clásico”, relata el diario deportivo Lance.

Para dimensionar la atención que despierta esta Superfinal vale repasar la avalancha de pedidos que recibió Boca para cubrir el partido. Llegaron cartas desde 25 países y los periodistas que pedían ser testigos del duelo en la Bombonera llegaron a ser 1.800. Al final serán 1.050 los cronistas que estarán hoy en la cancha -433 más que los que estuvieron en el último Superclásico del 23 de septiembre-. ¡Entre los acreditados habrá hasta un periodista de Omán! Y eso que, por suerte (es lógico y más seguro) y lamentablemente (por el color y el calor), no habrá hinchas visitantes.

Una locura que llegará en vivo y en directo a toda América latina. Pero que también podrá verse en Brasil, Centroamérica, Estados Unidos, España, Italia, Inglaterra y hasta en China y Japón. Como si fuera la final del mundo. Y todavía queda la revancha del 24 en el Monumental.

Fuente:https://www.clarin.com/deportes/futbol/boca-juniors/boca-river-claves-explican-puede-final-grande-historia_0_2cj-4B1bK.html

 

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