Las escuelas son el polo más importante de nuestras comunidades, es el lugar donde se cultivan los sueños de los más jóvenes. No tenemos futuro si no logramos que nuestros emprendimientos sean atractivos para la próxima generación, es por ello que una de las claves del crecimiento de la Argentina está en vincular el mundo productivo agroindustrial con la educación secundaria. ¿Cuál es el camino para lograrlo?

Faltan vocaciones productivas y esa es una gran preocupación para un país cuyo motor es la agroindustria. Al recorrer las escuelas de parajes lejanos y hablando con los alumnos, a estos ni se les ocurre que en el mundo productivo los espera una oportunidad de trabajo digno, pero principalmente de progreso.

Y cuando digo agroindustria no estoy pensando en el trabajo en el campo solamente, es mucho más que eso. Nuestras cadenas productivas requieren de arquitectos, constructores, expertos en tecnologías, artistas, diseñadores industriales, agrónomos, veterinarios, docentes entre otros. Es hora de despertar esas vocaciones y esto se logra con mayor vinculación entre lo productivo y lo educativo, porque se sabe que nadie desea lo que no conoce y estos chicos no imaginan la oportunidad que tienen al alcance de sus manos. Este es el máximo objetivo del programa Escuelagro: unir, entrelazar la escuela y el mundo innovador productivo real.

Hay que poner el foco en los jóvenes, quienes no solo son el futuro sino también el presente. Escuelagro busca unir en una misma mesa de trabajo a escuelas agrarias (docentes, directivos y alumnos), productores e instituciones del medio junto a las iniciativas gubernamentales y municipales. Pero sobre todo quiere que los alumnos se acerquen y conozcan las experiencias productivas innovadoras. El agro es un motor generador de innovación.

 Se aplica muy bien la frase de Henry Ford: «Que los que dijeron que era imposible dejen trabajar a los que ya lo están haciendo». Y dicen que también dijo: «De haber preguntado a la gente me hubieran pedido un caballo más rápido».

En Escuelagro se llevan a cabo talleres, paneles y mesas de discusión, todos destinados a tratar diversas temáticas desde un abordaje práctico concreto y vinculados a la producción real de cada economía regional. Se presentan casos concretos de emprendimientos productivos exitosos y se vincula a los docentes y los directivos con esos emprendedores y empresas agroindustriales.

Es hora de estimular el trabajo conjunto y tejer las redes de escuelas entre sí, y con sus municipios. El desarrollo local y productivo de cada municipio debe apoyarse y vincularse con las escuelas agrarias de su territorio y contribuir a que se transformen en faros de innovación productiva para su región. Hay que compartir conocimientos, porque cuantos más conocimientos se comparten, más se crece. Estos conocimientos deben llegar no solo a las escuelas sino también a las familias de los alumnos, que son los productores locales que están buscando despertar sus economías regionales.

El sistema educativo se tiene que conectar con el productivo para hacer de Argentina un país grande.