San Rafael, Mendoza jueves 25 de abril de 2024

Calma en superficie, pero la tormenta no se fue

La economía está en una etapa de calma en superficie y parece que así seguirán las próximas semanas, lo cual también esperemos que se refleje en lo social. El dólar oficial sube de a muy poquito, el “blue” anda alrededor de los $ 13 (tuvo picos de fiebre de 16), la inflación amainó un poco y hasta las reservas del BCRA regresaron a los US$ 30.000 millones. Para cómo pintaban las cosas, parece ser que vamos a pasar las Fiestas en paz.

Encima, el presidente del Banco Central promete que va a liberar gradualmente el cepo cambiario y el ministerio de Economía quiere bajar un poco el precio de los combustibles, con lo cual se refuerza la idea de una Navidad light y hasta con cierto toque de optimismo.

Pero ya que estos dos anuncios apuntan a una “normalización” de las cosas -porque el cepo cambiario es contraproducente y la nafta está bajando en todo el mundo porque cae el precio del petróleo- también está bueno pensar en cuántas otras cosas deberíamos normalizar en la Argentina.

Tasa de inflación: el gobierno había empezado bien el año dando señales de que iba a normalizar el Indec (o sea, de que iba a dejar de falsificar los índices oficiales). Durante dos o tres meses publicó un índice más o menos real hasta que volvió al paradigma anterior: dar todos los meses una cifra de aproximadamente la mitad de lo que miden los privados (que es más real, según la sensación de la calle). Es decir, ahora debería normalizar la normalización del Indec para dejar de tomarle el pelo a los ciudadanos.

Subsidios: a esta altura es casi imposible saber de cuánto son los subsidios que otorga el Estado nacional. Guillermo Nielsen (que no hay que olvidar que fue funcionario de Néstor Kirchner) calcula que están en un 5% del Producto Bruto Interno, el nivel más alto de toda nuestra historia. Son, literalmente, miles de millones de pesos, que para colmo terminan en que los trenes igual siguen causando víctimas y la luz se sigue cortando. Alguien tendrá que meterse en esa selva de números cruzados y separar lo bueno de lo malo, para que lo que se subsidia (que no es un pecado en sí mismo) sea virtuoso y no vicioso.

Gasto público: junto con lo anterior, el gasto público se ha ido de madre en todo el país en los últimos años, y por eso la presión impositiva es la más alta de la historia (alguien tiene que mantener todo eso). Ya ni sabemos bien cuánto se gasta en Fútbol para Todos o en Aerolíneas Argentinas, por ejemplo. Ahí la propia Mendoza tiene que hacer su autocrítica, porque si le aprueban el presupuesto 2015 a Francisco Pérez, habrá cuadruplicado los gastos desde que asumió. A menos que empiece a llover plata del cielo, eso es insostenible, como lo sabe cualquier gobernante, empresario o padre de familia.

Deuda externa: ya que estamos, otra cosa que habría que normalizar es la deuda externa argentina, simplemente para que sepamos si vamos a pagar, cuánto tendremos que pagar (si es que no seguimos en default), si vamos a poder pedir créditos al exterior o si vamos a tener que “vivir con lo nuestro” (que es cada vez menos). Aquí ocurrió algo notable: a principios de año el gobierno solucionó (a un costo que muchos dicen que supera lo que debería haber pagado) las diferencias con el Club de París, el CIADI y Repsol, es decir diferendos que trababan el regreso al crédito internacional. Pero en julio se envolvió en el conflicto con los “fondos buitres”, que al principio le dio un rédito político pero que en definitiva desactiva todos los esfuerzos anteriores por “volver al mundo”. Enero será decisivo para arreglar (o no) con los holdouts, y de eso dependerá la normalización o no de ese tema.

A todas esas cuestiones no sólo habrá que corregirlas porque es necesario hacerlo, sino porque debajo de la calma de superficie de estos días, en noviembre el superávit comercial cayó el 34% y las exportaciones el 20%. Con lo cual, brindemos tranquilos esta semana pero no nos creamos que la tormenta se ha disuelto.

http://www.mdzol.com/opinion/577946-calma-en-superficie-pero-la-tormenta-no-se-fue/
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