La preocupación es palpable en los pasillos del edificio de Bolívar 1, llegó a los oídos del gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba y ya atraviesa a los ministros y los bloques legislativos del macrismo.

Los acuerdos entre Pro y la UCR, trabajosamente bordados durante meses, corren peligro como nunca antes desde que comenzó la carrera presidencial de Mauricio Macri con la mirada puesta en octubre del año próximo.

Y ese peligro tiene un nombre y un apellido a los que los macristas juran no volver a acercarse más: el del líder del Frente Renovador, Sergio Massa . «Comenzó la etapa del Massa destructor. Promete cualquier cosa a los radicales y ellos le dicen que sí. Nuestros acuerdos corren peligro, no subestimamos lo que pasa», se sinceró ante LA NACION uno de los dirigentes con acceso al armado nacional macrista de cara a 2015, que comandan el ministro de Gobierno Emilio Monzó y el secretario de Gobierno Marcos Peña.

La decisión, más allá de las caras largas que se vieron en el almuerzo de la mesa chica del martes y en la reunión de gabinete, un día después, es la misma: seguir por la «tercera vía», apostar por candidatos propios y postergar para más adelante los intentos de retomar los acuerdos locales. La posibilidad de una fórmula presidencial propia (Macri-Gabriela Michetti es la única opción que se baraja) es concreta, al igual que la estrategia de despegarse del tigrense.

«Adonde vaya Massa, ahí no estaremos», responden, a coro, diputados, senadores y ministros de Pro.

Las complicaciones ya quedaron claras en Jujuy, con la foto de Gerardo Morales con Massa. Seguirán en Tucumán, donde José Cano planea hacer lo mismo que su par jujeño el martes, y también podrían extenderse a La Rioja, donde Julio Martínez quedó dolido por la recorrida de Macri con el ex técnico Ramón Díaz, aunque aclaró que su candidato presidencial será radical.

Cerca de Monzó especulan con que las tratativas de Massa seguirán en otros distritos. «Donde sostenemos los acuerdos es donde Massa todavía no pasó», se alarmó una fuente cercana a Macri. Santa Cruz, Catamarca y Formosa son otros distritos donde las buenas relaciones entre macristas y radicales podrían verse «afectadas».

La conclusión, respaldada por los positivos números que muestra el jefe de gobierno en las encuestas que manejan en Pro, sigue siendo apostar a «lo propio». «Tenemos que apostar a nuestra coherencia. Hoy nos va bien así, sin acuerdo con la UCR a la vista. ¿Para qué vamos a cambiar?», se preguntó otro diputado nacional macrista.

Más allá de los ruidos internos, en el macrismo no cierran la puerta a algún tipo de acuerdo nacional con parte de lo que hoy es el frente UNEN. Confirman que en Córdoba, Entre Ríos y Misiones las negociaciones están «muy adelantadas».

Y apuntan a la cúpula de la UCR «Ernesto Sanz debería pensar cuál es el tiempo para acordar. El desguace de la UCR los va a afectar a él y a Cobos, los candidatos presidenciales del radicalismo», dijo otra fuente con acceso a la estrategia de campaña.

Sin dejar de atender los acuerdos en suspenso, y conforme luego de sumar al denarvaísta Héctor Gay, el viernes, en Bahía Blanca, Macri estará esta semana otra vez de campaña.

Mañana tiene previsto conversar con vecinos de Lomas de Zamora acompañado por su flamante incorporación, el ex centrodelantero de River Julio Cruz. Según fuentes de la campaña Pro, el fin de semana estará en San Juan (el diputado Eduardo Cáceres tiene buenas chances en la capital sanjuanina) y en Mendoza junto al aliado demócrata Omar De Marchi. También visitará San Rafael, ciudad donde vive y fue intendente el propio Sanz. ¿Habrá foto? En Pro lo niegan, pero nada está cerrado por completo.

Por Jaime Rosemberg  | LA NACION