Mientras el Gobierno prometió la vuelta de todos los simpatizantes en la Capital tras el Mundial, hubo incidentes en varios partidos; ayer, en Dock Sud, quemaron cinco autos

 No importa la geografía. La imagen se repite todos los fines de semana: balas de goma, piedras y hasta gases lacrimógenos. En tiempos en que el Gobierno promete el regreso de los hinchas visitantes luego del Mundial, las barras dirimen sus cuitas cuerpo a cuerpo. La policía interviene y se coleccionan heridos y detenidos sin una solución de fondo.

Corría el tiempo adicionado del encuentro que Laferrere le ganaba, como visitante, a Dock Sud en el Estadio de los Inmigrantes, por la primera C . De acuerdo con testigos presenciales, la barra brava del Doque salió a la calle para intentar agredir a la delegación visitante.

La imagen tras la estampida en la puerta del estadio del Docke.  Foto: Télam

Los hinchas más enfurecidos sospechaban que Laferrère había llevado un contingente que incluía a sus propios barras. Primero hubo piedras, dirigidas hacia el sector donde están los vestuarios y las cabinas de transmisión. Luego, la adrenalina subió: una densa humareda negra trepó hasta el cielo de Avellaneda, señal de que los hinchas más bravos habían prendido fuego varios autos, estacionados en la puerta del estadio. Hubo cuatro vehículos desintegrados por las llamas. Entre ellos, los del presidente del club visitante, Gabriel Guzmán, y del preparador físico del equipo local. Además, el vehículo en el que se trasladó la delegación de Laferrere quedó inutilizado. Fuentes del Aprevide informaron que el operativo de seguridad contó con 80 hombres -para las autoridades, no era un partido de alto riesgo-, y que la policía bonaerense reportó la detención de tres hinchas. El árbitro, Fernando Velarde, resolvió la suspensión del partido cuando sólo quedaba por jugarse el tiempo adicionado.

En su página de Facebook, Laferrere repudió los hechos y desmintió la versión de un supuesto exceso de personas en su delegación: «Los desmanes comenzaron fuera del estadio con piedras lanzadas desde afuera, y se agravaron con el intento de ingreso al estadio por la fuerza para agredir a los dirigentes de Laferrere», pudo leerse en el perfil del club. El jefe de la Departamental de Lanús, Fabián Perroni, reforzó la hipótesis de que los problemas se generaron en el ingreso al estadio: «La agresión y el enfrentamiento con la barra se produjeron sólo en la puerta del estadio», informó el jefe policial.

El sábado, otro partido -esa vez, de la B Nacional – tuvo un final abrupto a los 43 minutos de juego gracias a los violentos. Boca Unidos (Corrientes) vencía a Villa San Carlos 2-0 en Berisso cuando la policía actuó para evitar que parte de la barra ingresara al estadio sin pagar su entrada. Se oyeron detonaciones y varios autos que estaban estacionados en las cercanías del estadio sufrieron la rotura de vidrios. El ómnibus de la delegación visitante fue apedreado.

En Central Ballester vs. El Porvenir (primera D) hubo un enfrentamiento entre allegados al plantel del club de Gerli y la policía. Un niño recibió un impacto de bala de goma. El sábado, en el clásico entre Temperley y Los Andes, los efectivos policiales fueron apedreados por los hinchas locales luego del partido. Se emplearon gases lacrimógenos y balas de goma.

La recaída en los episodios de violencia se produce días después de que el Gobierno anunciara el posible regreso de los hinchas visitantes -en Capital Federal- luego del Mundial. «Yo creo que después del Mundial tendríamos que estar en condiciones de que vuelva el público visitante en estadios de Capital Federal; no así en provincia de Buenos Aires, que tiene una realidad distinta», había dicho el secretario de Seguridad, Sergio Berni.

Mientras tanto, puertas para adentro, las barras dirimen cómo repartir el dinero para viajar al Mundial. Y cómo hacer para ver al seleccionado en primera persona sin ser deportados por la policía.

Fuente:  Por Alejandro Casar González | canchallena.com