San Rafael, Mendoza jueves 25 de abril de 2024

Mateo Villalba: «Tenemos que escuchar de todo»

villalbaEl guitarrista y autor correntino, referencia mayor dentro del género, da su opinión sobre el conservadurismo chamamecero.

“Aquí Corrientes, capital mundial del chamamé”, dice cada noche el locutor de la Fiesta Nacional del Chamamé. Cada tanto, pide un sapucay, lee los carteles del público o habla de la unión de los pueblos latinoamericanos.

Lejos de la arenga y de las aristas más festivas de la música, en Corrientes se presentan algunos músicos de gran nivel, instrumentistas que tienen una larga vida cultivando el chamamé más fino y haciéndolo brillar más allá de sus tradiciones. Uno de ellos es el guitarrista Mateo Villalba, que se presentó el viernes en el Anfiteatro Cocomarola, en el marco del festival.

Nacido en Curuzú Cuatiá, la tierra de los Tarragó Ros, fue convocado por uno de los pioneros del género, Ernesto Montiel, para formar parte del Cuarteto Típico Santa Ana. En aquellos años ‘40, el chamamé era una música nueva (en la década del 20 se grabaron los primeros discos con música correntina) y ese grupo contribuyó a su masividad.

Luego, formó otros conjuntos e inició una carrera como instrumentista solista. Tocó junto a Rubén Juárez y recorrió el mundo con Raúl Barboza. Tiene más de 700 obras registradas, que fueron grabadas por músicos como Rudi y Nini Flores, Los Tucu Tucu y Teresa Parodi. “El protagonista único y referencial de mi música es la guitarra”, dice Villalba, que está grabando la segunda parte de su disco “Mbaracá”, un vocablo guaraní que significa guitarra.

La Fiesta Nacional del Chamamé sucede una vez al año y reúne a grandes referentes de esta música. ¿Cuál es el estado de salud del género durante el resto del año?

El chamamé goza de buena salud, a pesar de todas las cosas en contra que, incluso, genera la misma gente que dice cultivar el género. Falta gente que tome esta bandera con seriedad. Y cuando digo seriedad me refiero a estudio y preocupación por aferrarse a esta música. Pasa lo mismo con los instrumentistas; hay muchísimos jóvenes y eso me parece fabuloso. Sólo quedarán los que no se distraigan ni pierdan tiempo con otras cosas.

En algún punto, lo emparento con el tango, que ahora vive un crecimiento impulsado por pibes que salieron de la academia y están tocando a un gran nivel.

Exactamente. En el tango hay una visión muy fuerte sobre lo que viene y se comienza a estudiarlo desde temprana edad. Ves pibes de 20 años que tocan el bandoneón excepcionalmente; todos son académicos, chicos que estudiaron con mucha responsabilidad. Eso es lo que tiene que sucederle al chamamé.

En el Foro del Chamamé y en el discurso de algunos artistas, se sigue hablando de los “peligros” de la fusión y de un “chamamé puro”. ¿Qué opina de estas discusiones? ¿No son nocivas para una música que, justamente, necesita apertura?

Son discusiones que me chocan muchísimo porque no tienen sentido ni base sólida. ¿Quién es el jurado para decir qué es el chamamé auténtico? Tenemos que abrirnos a todo lo que venga y a partir de ahí sacar nuestras propias conclusiones. Es una forma de depurar el género y hacerlo brillar más. Esas opiniones me dan muchísima bronca porque son cobardes y frustrantes, además de estar expresadas por gente frustrada. ¡Tenemos que escuchar de todo! Naturalmente, irá quedando lo que sirve.

Fuente: Clarín

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