San Rafael, Mendoza jueves 25 de abril de 2024

Gustavo Santaolalla: «Nos llevó 10 años crear un lenguaje propio»

 

Gustavo Santaolalla habla de «Presente», nuevo disco del colectivo Bajofondo, y de su propio perfil de «Rey Midas» del entretenimiento.

Gustavo Santaolalla atraviesa un momento de ocupación plena. Aún así, y como siempre, tiene la amabilidad de hacerse un tiempito para ofrecer una entrevista y contar de qué va la obra que lo tiene “al mango”. Con este cronista, sucedió a mediados de los ‘90, cuando intentaba un retorno al país con disco new wave (“G.A.S.”) y eficaces producciones para artistas en desarrollo (de G.I.T. a Bersuit, previo paso por Divididos). 

Y sucede ahora con “Presente”, el nuevo disco de Bajofondo que vapulea al estigma “tango electrónico” con largos y sinuosos desarrollos instrumentales de naturaleza rioplatense. Ayer, la instancia entrevista era algo a lo que había que acceder para reinstalarse; hoy, puede ser una instancia a evitar para un artista hábil, talentoso y multipremiado con Oscar, Grammy, Bafta, Golden Globe y Gardel. Ni lo uno ni lo otro. Para el ex Arco Iris y Soluna, charlar sobre música e imponer sus puntos de vista es algo ineludible para todo que aquel que la ame de modo irrestricto.

-En «Presente» es evidente que fluyeron, zaparon, improvisaron. Ahora bien, ¿cuál es el proceso compositivo del grupo? ¿Cuándo determinan «aquí está el tema»?

-A este álbum tardamos dos años y medio en hacerlo, pero, en realidad, nos llevó 10. Lo que empezó como un proyecto de laboratorio con Juan Campodónico y este servidor, el Bajofondo Tango Club, se fue transformando con la experiencia del vivo. Nuestra música empezó a mutar, a transformarse como producto de la interacción con nuestros compañeros tanto en escenarios como en estudios. Con el agregado de (el baterista) Adrián Sosa, además, tomo carácter de tracción humana y orgánica.

-¿Cuál fue el resultado, entonces?

-Todos los elementos que confluyen en Bajofondo, que no sólo es tango y electrónica, sino también los géneros del Río de la Plata (murga, candombe, milonga, tango) y la tradición de 40 años de rock nacional que nos permite jugar con hip hop, electrónica y música clásica, cobran otro peso. Nos llevó 10 años crear un lenguaje propio, bajofondero. En “Presente” es donde está más pronunciado.

-¿Estamos ante un disco bisagra de Bajofondo?

-La banda en vivo tiene un energía que en los discos no habíamos logrado capturar. Por otra parte, en los álbumes anteriores, el colectivo estaba abierto y con la participación de muchos invitados, tanto en la composición como en las participaciones vocales estelares: Cerati, Mala Rodríguez, Adriana Varela. Este álbum está hecho por la banda. Antes, nuestros discos constaban de una colección de temas; “Presente”, en cambio, es conceptual, tiene un hilo. Y ese hilo, ese eje, lo ha trazado la misma orquesta, que convierte todo en un viaje de índole cinematográfica… Nuestra música es muy visual. Recién me preguntabas de procesos. El nuestro es una idea primera que trabajamos Juan y yo para luego llevarla a la banda. Y no pasa tanto por zapar sino por experimentar dentro de un lenguaje singular que supimos encontrar. Pero insisto, para llegar a esto, hicieron falta 10 años de tocar juntos. Te doy un detalle más…

-A ver…

-Perfilábamos un tema y elegíamos el vivo para testearlo. Y fue esa instancia, la del directo, la que terminó por cerrarlo. El estudio fue una parte de un proceso más complejo.

-¿Hay un escucha para este largo y sinuoso camino?

-Nunca me lo planteé, pero el álbum está concebido como conceptual y un viaje. Te subís y te puede llevar por distintos lugares. Es un álbum doble que por motivos comerciales metimos en un solo disco; lo natural hubiera sido que se publicara como doble. Si lo bajás por iTunes tiene un tema más; no un bonus track, un tema más. Hay mucha música, información, contenido. Supongo que algunos escucharán temas aislados y otros el disco completo. Para mí es disfrutable de cualquier manera.

-El tema «Pena en mi corazón» te recupera como cantante new wave… ¿Pero estás apenado? ¿Es autorreferencial la letra?

-Siempre estoy apenado y no. El sí y el no todo el tiempo. El álbum tiene una curva poética interesante. “Pena en mi corazón” tiene como punto de referencia el hecho de emigrar. Esa situación de estar en un lugar sin estar porque anhelás el tuyo. Es lo mismo que nos puede pasar con las personas y con las relaciones. “Pena en mi corazón, si no voy, pena en mi corazón; si no vengo, pena en mi corazón; si estoy con vos, pena en mi corazón, si no te tengo…”. Estar con esa sensación de que no tener nada fijo. “Cuesta arriba”, por su parte, juega con el tango “Cuesta abajo” y habla de las vicisitudes de la vida. “Lluvia”, desde una manera metafórica, alude a lo viene a limpiarlo todo. Puede ser la monotonía, la opresión que te puede dar una gran ciudad.

-Un tema se titula «Patrás»…

-Es muy curioso, porque no alude a ningún contexto cercano sino a la invasión de estudiantes a nuestro escenario que se dio en la ciudad griega de Patrás. Protestaban contra de una de esas leyes inmigratorias fachas. Eso pasó unos años atrás y el otro día leímos sobre el crecimiento de un partido neonazi que impulsa la persecución de inmigrantes. Otros aspectos líricos de “Presente”: lo que planteamos en “Así es el propergol”, que refiere al combustible de las naves espaciales y de cómo podemos continuar nuestro cometido con nuestros hijos, con nuestras obras. Y de cómo podemos comenzar como especie en otro planeta. Terminamos todo con un cántico autorreferencial de volver a la cancha. Porque la vida es eso, salir a la cancha y proponer.

-“Oigo voces” es pura experimentación vocal. Pero viene de un colectivo de instrumentistas.

-Siempre adoré el laburo vocal de The Beatles, The Byrds y de Crosby, Stills, Nash & Young. Y mi grupo, Soluna, se destacó por su gran laburo de voces. Como sea, siempre tuve la inquietud de grabar una producción así, a capella y con la posibilidad de potenciarla por un multitracking. La inspiración fue Brian Wilson, The Beatles, Queen y, sobre todo, Buenos Aires 8, un grupo de cuatro voces femeninas y cuatro masculinas que hacía tango. Piazzolla, más precisamente.

-Hoy, todo el mundo está analizado en función de los años ’70.Y si alguien piensa en los ’70 de Santaolalla, le salta experimentación artística, vida en comunidad, meditación… ¿Podemos sumar militancia?

-Al estar adentro de Arco Iris, tenía una relación con la militancia política pero de una manera muy especial. Mantenía contacto con un afuera militante, podría decir. Siempre me he manifestado activo y con una visión al respecto de lo sociopolítico. Y siempre traté de ayudar de una manera positiva, sin necesidad de ponerme una camiseta en particular. Yo apoyo los procesos que considero positivos.

-Santaolalla es sinónimo de tipo ganador. Y están los premios para respaldar esa observación. ¿Cómo te llevás con las estatuillas?

-Tengo una relación muy tranquila. Me tomó todo con mucha soda. No suelo creerme que me gané los dos Oscar, pero me los gané. Los tengo adentro de un bolso, en un placar. Todo esto me agarró de grande… Cuando uno es más chico, supongo, puede pegar de otra manera. Pero yo llegué a estos logros con una determinada visión, con una disciplina de laburo. Los premios sirvieron para ratificar una dirección.
Germán Arrascaeta- LVI

Fuente Diario Los Andes
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