San Rafael, Mendoza jueves 28 de marzo de 2024

Tras la conquista del mundo

 

El cantante, ahora con una actitud más madura y reposada. 

Brandon Flowers, el líder mormón de la banda de Las Vegas, habla sobre el nuevo disco,Battle Born, que presentarán en GEBA

MANCHESTER. «¿Sabés quién viene al concierto de esta noche? Bernard Sumner.» La entrevista con Brandon Flowers y Ronnie Vannucci ya terminó y el cantante de The Killers nos confía el secreto que no han revelado a la prensa local. La presencia del músico de New Order es la carta con la que liquidarán la partida en esta segunda noche en el Manchester Arena. Tenían que hacerlo: el año pasado debieron suspender su concierto en esta ciudad al cuarto tema. Brandon se había quedado sin voz y la banda entraba en unas vacaciones cortas y forzadas.

¿Cómo estuvo anoche? La pregunta, para romper el hielo, encuentra a un Brandon Flowers recién duchado (pelo corto y aún húmedo, raya al costado, sin bigote, remera gris, jeans y ninguna seña particular que lo distinga como rock-star) y a un Ronnie Vannucci escondido detrás de unos RayBan.

«No podríamos decirlo -se sincera el cantante-. Estábamos recién llegados a la ciudad, subimos al escenario y el jet lag nos jugó una mala pasada. Creo que tocamos bien y estábamos un poco tensos porque hacía tres semanas que no lo hacíamos. Hay que aprender a convivir con el jet lag . Salir de gira es como entrar en un universo paralelo.»

-Pasaron cuatro años de su disco anterior, Day & Age. Luego, Brandon, salió tu disco solista. ¿Cómo fue el proceso de composición de Battle Born?Flowers: -Fue similar al de los tres discos anteriores, siempre con el mismo y honesto corazón y los músculos fuertes.

-¿Resultó provechoso para la banda el hecho de que se tomaran un descanso y se concentraran en proyectos personales?Flowers: -Sí, por supuesto. Fue una muy buena idea y sirvió para recargar las baterías. Algunos tienen hijos y quieren verlos crecer, estar cerca de ellos mucho más que dos semanas de parate entre giras. Yo me concentré en un disco solista para matar el tiempo (Flamingo). Tuvimos un break largo, así que me puse a hacer lo de siempre, escribir y cantar.

-Tu disco solista recibió buenas críticas y también este regreso de The Killers, Battle Born. Hasta aquí no se llevaron muy bien con los críticos. ¿Cierto?Flowers: -Es verdad, pero me alegro de que empiecen a querernos (risas).

Vannucci: -Te agarran en un mal día y no te perdonan, te agarran en un buen día y no son los suficientemente benévolos.

-¿Qué importancia tienen las críticas para ustedes?Flowers: -Mirá, nos importan… El tema es que a veces no se tiene en cuenta lo duro que uno trabaja para hacer un disco o preparar un show.

Vannucci: -En los viejos tiempos era muy diferente, la gente no daba tanta trascendencia a las críticas. Creo que eso cambió mucho con Internet. Es más, hay mucha gente que tiene sus blogs y a la que también le gusta hacer su propia crítica.

Flowers : -Eso es más delicado, porque no se sabe quién es la persona que destroza tu álbum desde su computadora. No sabés qué historia musical hay detrás de ella, como son sus padres, sus abuelos, qué lo alimentó para convertirse en un tarado que te escribe una crítica pésima. Uno no tiene que tomarlo como algo personal, pero, a veces, cuesta.Tenemos la suerte de que nuestras canciones tienen vida propia y siguen su camino.

-Battle Born parece estar marcado a fuego por los años 80. ¿Están de acuerdo?Flowers: -Nací en el 76, así que buena parte de mi infancia transcurrió en los 80. Creo que a los 4 años empecé a escuchar música de la radio y la buena música que escuché en esos días quedó en mí. Varias de las mejores canciones que escuché en mi vida pertenecen a esa década y creo que todos nos basamos en ella, porque naturalmente forma parte de nuestra experiencia.

-¿Y escuchan música nueva?Vannucci: -Sí, tratamos de encontrar cosas que nos gusten, pero uno piensa que con toda la tecnología que hay a disposición va a encontrar mucha música interesante, pero no, hay bastante mierda dando vueltas. Nosotros tenemos la oportunidad de hacer discos y vivir de ello. Está bueno, pero es una responsabilidad para hacer algo por mejorar la música moderna.

-En cuanto al consumo, da la sensación de que hay una nueva generación que no escucha discos sino canciones sueltas. De algún modo guarda relación con el viejo mercado de singles.Flowers: -Eso depende de dónde estés, de la región. Sí es una tendencia en el mercado de la música pop. La gente levanta las canciones que le gustan y se queda con dos o tres temas de un disco que tiene por lo menos 12.

Vannucci: -En relación con otra época de la industria podemos decir que ya no se venden álbumes. El disco es un objeto de promoción.

-¿Cómo están cohabitando en directo las nuevas canciones con los clásicos de la banda?Flowers: -¡Se están llevando muy bien! «Runaways» crece noche a noche. Sentimos que es una canción que nació antes de su tiempo y que va a llegar a ser algo muy grande.

-No sé con qué presupuesto contaron, pero sí sé que no ahorraron en productores.Flowers: -La idea era tener un solo productor, pero todos los que nos interesaban no tenían disponibilidad como para dedicarse un largo tiempo a nosotros. Empezamos a entrevistarnos con ellos y a seleccionarlos según su disponibilidad. Steve Lillywhite estaba trabajando con Dave Matthews Band y cuando tuvo una semana libre vino a casa, a Las Vegas. Con Brendan O’Brien pasó algo parecido. Él estaba ocupado con Pearl Jam y cuando nos avisó que tenía dos semanas para estar con nosotros nos fuimos a Nashville a encontrarnos con él. Stu Price estaba dando la vuelta al mundo; bajó de un jet en Las Vegas y trabajó en una canción con nosotros. Y así es como sucedió. Daniel Lanois (U2) nos produjo otro par de canciones y también trabajamos con Damian Taylor (Björk).

-¿En qué contribuyeron y cómo hicieron para que el aporte de tantas manos no terminara por aislar a las canciones y se alejara el concepto de álbum?Vannuci: -Lillywhite adora las grandes aperturas con sonido de tambores y su aporte fue muy positivo. Había bastante soul en el estudio con Steve cerca. Pero nunca se oscurecieron ni se enrarecieron las cosas por la diversidad de productores. Price es un ninja: «por qué no probamos esto y tenemos una canción al final del día», nos decía a modo de desafío. Él llega a tu alma y encuentra lo que te hace click y te conmueve. Damian, en cambio, es un científico loco, un perfecto programador. Cada uno aportó desde su lugar, pero siempre con la idea de que estaban trabajando para un álbum.

-¿Por qué Battle Born?Flowers: -Esas palabras figuran en la bandera del estado de Nevada, que es de donde somos. Nevada se convirtió en un estado luego de la Guerra Civil, pero el álbum no tiene nada que ver con ese período de la historia de Estados Unidos. Hay un sentido de herencia y raíces que abrazamos. El mundo está cambiando por Internet y usamos el mismo idioma en todos lados, el mismo slang, y así perdemos los localismos y la gente ya no sabe muy bien de dónde viene.

-¿Considerás a todos los norteamericanos como «nacidos en batalla»? -Mmm, puede ser, sí. Mirá, nuestros ancestros vinieron a América por algo mejor y las cosas no le resultaron fáciles, tuvieron que luchar y sacrificarse. No se subieron a un vuelo de Virgin.

Brandon suelta una risa estruendosa, Ronnie se saca sus RayBan y el camarógrafo que los sigue a sol y a sombra capta el momento y el último rayo de sol de la tarde manchesteriana.

 

Por Sebastián Esposito  | LA NACION

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